domingo, 28 de julio de 2013

Enumerar pendientes

No dominar nada. Ni el cuerpo. Ni la mente. No dormir y la ansiedad.

Después de haber perdido el control, tan solo una vez. O una vez de la manera más terrible. El temor de volverlo a perder se hace más fuerte. Hasta una mala noche, cualquiera da miedo. Y cualquier miedo pequeño, se puede convertir en grande. Como el miedo a viajar.

Como si uno espera un terremoto.

Sabe que cualquier día, algo viene y destruye todo.

Todo.

Y eso lo hace a uno pequeño. Insignificante. Todo frente al miedo.

Empiezo a enumerar. Cosas que hacer. Cosas que soy. Todo para sumarme cosas y no mirar el abismo. Enumero pendientes como ovejas. Para dormir.

miércoles, 24 de julio de 2013

Gente

"La gente" suena a un concepto de esos que inventamos como "el mercado". Esa personificación de un colectivo, masificado que lo es todo pero es nadie. Entonces normalmente pienso que "la gente" me da un poco de hastío (bastante) y que son las personas específicas y no "la gente" con la que me relaciono. Porque como humana, la gente me (nos) cae (caemos) mal. 

Pero a veces hay cosas casuales que me dan la sensación de no ser extraña (más allá de los pequeños círculos en los que me muevo, donde el mundo es pequeño y manejable, muy accesible, a veces virtual, a veces liviano, a veces justo con las interrupciones necesarias), cosas como las pequeñas pláticas casuales con desconocidos. Desconocidos vivos y llenos de "algo" (utilizo acá una abstracción totalmente indefinida, porque las palabras y yo, ya no nos llevamos tan bien).

Mis favoritas son con los taxistas, como ya he contado. Pero también hay gente que se sienta a la par de uno. Gente que le vende cosas. Gente que hace que me gusten las personas, aunque no "la gente".

Taxista camino al aeropuerto. 

Llega 20 minutos tarde. 

¿Se tardó, no?
No. Si yo pensé que venía temprano. 
No. 

Resulta que la empresa de taxis le dieron mal todo (incluido mi teléfono). Se disculpa. Me ofrece poner la música o la estación que quiero. 

¿A dónde va? A Monterrey. ¿Qué le gusta más, allá o acá? El D.F. [nunca preguntó porqué iba]. ¿Por qué le gusta más? X, XX y XXX. Además cuando uno anda a pie, le comento, los coches se le tiran. Yo pensé que en el Norte eran más respetuosos, de eso se jactan. Pues no, le digo. La ciudad parece estar hecha para los que tienen carros, le explico. 

No deja que haya silencio y empieza a contar sus propias historias de no-conductor. Su capacidad de empatía, a pesar de ir al volante. Fue alguna vez ciclista. Casi lo atropellan. Pero no era como "hoy" la cultura del ciclismo. Hablamos de los peatones. Le digo que hay que educar a los peatones y a los ciclistas también. Me dice que como conductor [empático] nunca había pensado eso. 

Me quiso hacer un descuento por la llegada tarde. Me deseó buen viaje. 

Chica en la estación Polifórum.
El terrible mensaje en la pantalla de "tarjeta inválida" para entrar al metrobús. Yo vuelta loca /sólo tengo un billete de 200 pesos, sin cambio, en la tarjeta habían 20 pesos de pasaje/. Empiezo a buscar el celular o algo para ver si llamo a mi amigo que me acaba de dejar la estación. Dejo el bolsón en el piso y empiezo a buscar. Estoy viendo hacia abajo. 

¿Se te invalidó la tarjeta?
Sí, digo mientras la veo incrédula.Veo que está del lado de afuera del torniquete, que acaba de salir.
Yo te paso, me dice. Sé lo que se siente. Me ha pasado muchas veces. 

Se acercó de nuevo al torniquete. Puso su tarjeta. Dije muchas veces gracias. Muchas. 

Taxista (otro) en la ciudad.
No. Ya no lee los diarios, me dice al ver un vendedor de algún periódico de esos chiquitos que se me olvidan los nombres y que suelen ser muy sensacionalistas. No le gusta el fútbol. No le gusta la televisión. Que el futbol y esos programas de televisa adormecen a la gente, explica. Pero que no entienda mal, no está en contra de Televisa porque le vaya al Peje. Que ese señor también tiene sus dudas y no le cree mucho. 

Que el ve películas. En el DVD. Con su esposa. Que les encanta a los dos. Que su manera de relajarse es esa, no necesita más y no ve la tele. Yo tampoco veo mucho la tele, le digo que veo muchas cosas online, en internet. Que ve videos, que aunque no se pueda creer, llega y pone videos en youtube de automovilismo. La gente me critica, que ando todo el día en la calle y que llego a ver carreras de fórmula 1. Pero me encantan los coches. Es más, me dice, mientras saca su celular emocioado, este es mi ringtone [se oye un ruido de un carro de carreras].

Que son una pareja mayor, sola. Los hijos ya se fueron. Ya están grandes. Pero aunque no les gusta la fiesta, no son aburridos. Que cuando quieren bailar (les encanta toda la música del mundo y tienen una colección abastecida entre él y su mujer a disposición) abren un tequila y bailan los dos solos en el apartamento hasta quedar borrachos. 

Ese trayecto me costó 30 pesos. 
La sonrisa fue gratis.


Y esos son mis anónimos, mi oleaje de ciudad. Particulares que saltan efervescentes. Pero que ya se me perdieron entre "la gente". Hay días que el mar está más bravo que otros. Igual, estoy empezando a pensar, siempre puede ser buen paisaje.



lunes, 1 de julio de 2013

3x1 y ganó el diablo

Aclaración: este es un post excesivamente otaku. Sírvase a su gusto

Esta temporada hice lo que nunca. Ver tres animes al mismo tiempo y que además estaban en transmisión  "airing". He estado en unos meses donde cada semana me saltaba el corazón por Mad Men y por tres episodios de menos de 30 minutos de anime (bueno no me saltaba tanto el ritmo cardíaco por éstos como por la sexta de Weiner).

Mi elección vino de leer algún post, con los listados al inicio de la temporada. La primera en mi lista personal para ver esta temporada era Aku no Hana. ¿Por qué? Porque en español serían "Las flores del mal", ajá, sí las de Baudelaire.  Pero aunque en particular nunca las he leído (perdón, yo no pedí nacer sin leer cosas), se me antojaba más, porque estaba a cargo de la dirección Hiroshi Nagahama, el mismo de Detroit Metal City (aunque seguro es mucho más famoso por Mushishi, que realmente la tengo en hold).  Detroit Metal City se me hizo muy divertida, es el peor trazo en la historia, pero  funciona dentro se su propia historia. [Son muy pocos capítulos y cada uno dura 13 minutos, es un breve agasajo que uno puede darse]


Por eso, Aku no Hana, se me antojaba, aunque la animación con rotoscopio fuera rara. Mi primera impresión fue un poco que el ritmo se me hacía Lainesco (o sea, como Lain). Pero su premisa se me hacía un poco la de School Days (ese basado en un juego ecchi que tiene un final psicótico). Así que me la pasé viendo los trece capítulos esperando que algo terrible pasara. No pasó. Se supone que pasará, si hay algún momento la segunda temporada. No me disgustó, pero pues no me terminó de enganchar. Digo, entiendo el drama... No, realmente, no entiendo el drama de este anime. Es el anime de la temporada más polarizado, lo odian o lo aman. Yo quizás soy de esa minoría apática que no termina de convencerse, y quizás lo que más me convence es a lo que no les gusta a muchos: la animación, el detalle de los paisajes, el poco detalle en los rostros cual maniquíes, para centrase en lo que se cuenta. (el problema es que no sé qué exactamente quieren contar). Eso sí, tiene momentos grandes como medio capítulo siguiendo a dos niños tomados de la mano, cómplices de haber hecho algo malo (como destruir cosas). 
[Realmente el drama se me hace un poquito estilo el de Himizu de Sono, particularmente porque se la pasan gritando y no sé, me desespera, pero porque sólo soy desesperada como Martha Sánchez noventera]. 

Lo que más me gusta es la musiquita creepy.

Al mismo tiempo empecé a ver Shingeki no Kyojin, básicamente porque era del que había más expectativa. El arte es impresionante y la canción del opening me pone muy histriónica y acelerada, no sé porqué. Su estructura es muy tradicional: niños que viven cosas atroces, que se convierten en héroes y quieren salvar a la humanidad. Pero lo sorprendente es que la quieren salvar de unos titanes que son gigantes un poco tontos (a excepción de algunos) que comen a la gente. La serie me gusta (estoy hablando cuando aún no ha terminado), tiene muchas buenas premisas.

En particular, me gusta cuando se ponen un poco más oscuros (Spoiler: me encanta por ejemplo el personaje de Dr. Pixis y su deseo de encontrar una mujer gigante hermosa con la que pueda morir contento de ser devorado). Pero esos momentos no son muchos y a veces sí me siento viendo a José Miel. El personaje principal es un tipo Shinji, que en lugar de llorar, grita.  A veces hay capítulos que son "aburridos" hasta los últimos dos minutos y termina en "hanging" que sabemos que lo hacen para jugar con nuestros sentimientos para aguantarnos 20 minutos aburridos al siguiente capítulo, hasta que en los últimos minutos vuelven al hanging y así nos han llevado más o menos desde el capítulo 5. Como que van de poquito. Es un poco cansado, creo. Pero, lo cierto, es que me tiene intrigada y la voy a seguir viendo. 

El opening :')

Sin duda, y no lo esperaba, mi favorita de la temporada fue Hataraku Maou-Sama!. No me divertía tanto en un anime desde la temporada uno de Arakawa under the Brigde o Working!. La historia es así: El diablo, sí, el mero Satanás (Maou-Sama), pierde una pelea contra Emilia, la heroína de la humanidad. Entra por una puerta a otra dimensión y termina en Tokio, donde no tiene poderes y es un ser humano más... que tiene que trabajar y termina en un Mc Donalds. 


Todos podemos engordar, hasta los demonios

La historia es tan irónica desde su premisa, pero quizás juega un poco con cosas certeras ¡un demonio en una transnacional! También se tocan temas como la Inquisición y los engaños de la Iglesia... Todo esto mientras hay personajes completamente entrañables, como el mismo demonio que termina siendo un asustadizo y trabajador, esta combinación de mundos termina haciendo un slice of life. Se vuelve de lo épico de salvar el universo a simplemente resolver un asunto administrativo de una cadena de comida rápida o de un call center o de un hikikomori o de perder el registro de una bicicleta. Es re-loca pero es muy divertida. 

El último capítulo fue además una obra de arte, todo el mundo con una gran expectativa, para que no pasara nada. NADA. Y una escena final de lo más cálida entre el diablo y la héroe. 

[Yo hubiera querido menos fan service, al principio por eso no soportaba a Chi-chan, pero luego ya la adoré]

Ashiya, tan adorable.
En realidad, a ver cómo termina Shingeki no Kyojin, pero mi gran recomendación de la temporada de verano, es la que yo apodé como "la del diablito".

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