lunes, 14 de noviembre de 2011

De (ir)realidades, recuerdos e historia

Últimamente he andado así como en plan de auto-evaluación. Ha sido un año interesante en muchos aspectos. Y creo que me di cuenta de unos de mis principales miedos: perder la noción de la realidad.

Si eso existe. Me parece que sí.

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Sí, sí existe.

Pero no importa, porque es mi noción de realidad. Hace poco recordaba que en alguna clase algún profesor (si es que fue real), comentaba sobre la física cuántica y del tiempo lineal. Como uno es capaz de recordar el pasado, pero no el futuro.

Entonces es eso: el pasado está en los recuerdos. En lo que uno recuerda. Y siempre he pensado que ando malita de mis recuerdos. En una de mis películas favoritas "Vals con Bashir", cuando tratan de reconstruir un recuerdo que también es un momento histórico (been there, done that), plantean una cosa que siempre me ha llamado la atención sobre los recuerdos. Alguien tuvo el buen atino de subir la escena al tumblr (algún día les hablaré de esa otra red social). La cuestión es esta: uno puede recordar cosas que no existieron. El tiempo no es tan lineal. ¿Por qué entonces mi pasado puede ser falso y no así mi futuro?.

Pondré otro ejemplo. "Abre los ojos" o su versión gringa chafa "Vanilla Sky". Este tipo contrata para que le injerten una serie de recuerdos para vivir en criogenizado. Lo que más me impacta de la película es esa sensación de no saber justo cuando se hizo el cambio. Cuándo los verdaderos recuerdos (si es que son verdaderos) terminan y empiezan los falsos. Uno puede dudar de todo.

Entonces aquí viene: el pánico. Tipo los enanitos verdes, uno está sentado en la muralla que divide todo lo que fue de lo que será. Y es bien alta y marea. Porque el presente es así, fugaz. Y uno lo vive de prisa. Y de repente ya casi todo es pasado. En mi caso mi pasado es incluso a veces todo un gran país. "El Salvador no existe", bromean por ahí. Pero yo una vez lo llegué a pensar y me llegó a dar miedo. Me dio entonces una de las peores ansiedades por regresar a un país, que seguramente ya no existe. En un año ha cambiado. Y mis visitas anuales en tres años quizás no me dan cuenta para darme cuenta de todo lo que es ya mi país o ya no lo es.

Mi país es entonces es una serie de recuerdos frágiles.

Y eso me da angustia.

Y a veces quisiera recordar y saber que lo recordé es certero. Como un libro de historia (no oficial por favor). Alguien que me dé cuenta de lo que digo es cierto. Porque a mí todo se me hace nubloso. Un día despertaré y todo lo que más quiero será un recuerdo. Un recuerdo a mi manera y poco real. Quizás. Ese es uno de mis grandes miedos.

Si es una reflexión que parece loca. Pero créanme, está aún peor en mi cabeza. Y es por estas cosas tan personales y subjetivas que creo en la memoria histórica. En tener presente algunas cosas nublosas. Por ejemplo el 11 de noviembre se cumplieron 22 años de la ofensiva. Yo tenía 5 años y recuerdo un par de cosas que cada vez están más nublosas. Cuando todo esté nublado, cuando todos estemos así, no sólo el pasado será fabricado, sino también habremos fabricado nuestro futuro.

Y entonces estoy ahí, sentada en esa muralla. ¿Habrá que pararnos?


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