lunes, 10 de agosto de 2015

La insoportable ansiedad del ser Aniuxa


I

Cuando uno es un ser simple quiere cosas simples. Y se asombra con cosas simples. A mí me gustaba sentarme adelante en los autobuses. Yo tenía unos once-doce años, y había convencido a mi mamá me que no me pagara el microbús para ir a la escuela y que me dejara irme en bus. Me dio una tarjeta de teléfono y me dijo que le tenía que llamar al trabajo cuando llegara al colegio. Esas primeras veces para mí era una hazaña. Me iba adelante porque suponía que era seguir las reglas, o que quizás era un poco más seguro. Y además me gustaba ver la simpleza de cómo el conductor se las ingeniaba para dar pasajes, y tomar el manubrio gigante, y poner todas las velocidades. A mí me parecía un arte. Me lo sigue pareciendo. Quizás ya no me imagino andar manejando en una 30-B, pero en ese momento parecía ser un gran trabajo. Y en mi mundo significaba todo. El conductor del bus en que me atrevía a ir sola.


II

Soy una miedosa. Las cosas nuevas me dan mucho miedo. Ya he escrito muchas veces, que además de miedo sin sentido, puedo tener miedo a las cosas menos terribles, cotidianas. Imaginarme así que de repente el metrobús en el que voy choca, todos morimos. O bien que nunca podría salir del vagón del metro porque ha habido un terremoto. Todos los aviones en que viajo o viajo mis queridos se caen. Son pensamientos estúpidos yo sé, pero díganselo a ellos, yo no los quiero tener, Pero están ahí. Es muy fácil decirle a alguien "no pensés en eso". Lo terrible es cuando no podés controlar eso. Sentir que se desvanece la sonrisa en el rostro de un día feliz, ante el miedo atroz que sea la última, la última de tu vida, de la vida de los que querés. Y no poder dormir por la ansiedad después de épocas felices.


III

Pero también las cosas se controlan un poco. Uno vive. Así de simple. Pero quizás uno va viviendo distinto. No he leído una novela en mucho tiempo. Tengo incluso varios meses sin leer alguno de mis poemas favoritos [pausa necesaria: creo que todos tenemos que llegar a leer a Emilio Ballegas, vaya allá y si no vuelve a este post, no importa]. Me he dado cuenta que siento que me estoy perdiendo de algo y que prefiero ser yo quien no lo busca, como quien le dice a ese deseo de escribir y de palabras: "soy yo la que no te tengo", cuando soy yo la que no me tengo.  ¿Será que es cierto que ya no tengo nada qué contar, qué cada vez las palabras me salen menos? 


IV

Este año ha sido bueno. En realidad, quizás muy bueno. Creo que estoy cosechando cosas y sobre todo conseguí un trabajo en algo que me encanta y me gusta. Vuelvo a ser un poco economista, sí Ana, tragate tus palabras. Vuelvo a ser esa niña que programaba en la clase de computación de su papá. Soy feliz, quizás.  A pesar de los pesares. Pero, uno se cuestiona siempre ¿será esto para siempre? ¿hoy sí tendrá mi trabajo un impacto? ¿soy quien debería ser? Tan sencillo que parecía dominar el arte de andar en bus.

V
Hace poco tomé el auto, de nuevo. Manejé por las calles del DF y fue algo un poco raro, hasta conocí lugares que no conocía (hola, Tláhuac). Luego manejé por San Salvador y fue la sensación más rara, sentir las calles ajenas sí, a veces muy conocidas, agradablemente conocidas y, otras tantas nuevas, distantes.  Quizás, me digo, es una cuestión de hábitos. Quizás debo ser más dura con todo lo que quiero ser, vencer algunos miedos. Pero a pesar de los hábitos y esfuerzos, uno nunca puede volver a ser, o ser quien es su propia mente. 

VI




A pesar de los pesares. Este es un post optimista.

martes, 20 de enero de 2015

Las vaquitas marinas

Desde hace varios meses, la Ligia me mandó una liga sobre lo terrible de la situación de las vaquitas marinas y firmé algo en change. org

En esta nota reciente dice:

En conferencia de prensa, el titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Luis Fueyo Mac Donald, reconoció que en efecto la población de esta especie se encuentra en una situación crítica, ya que de los 250 ejemplares que se tenían registrados, en los últimos dos años se perdieron casi 145.


Hace unos 8 ó 9 años (ay por dios, la vejez), escribí un cuento sobre una vaquita marina. Un ser un poco más mágico. No, no quiero que mis cuentos se hagan realidad.

Aquí les dejo a Eusebia.

Eusebia y su verdestino

Eusebia era una vaquita marina. Cuando le dijeron que tenía un verdestino, no entendió mucho. Su abuelita, que era una vaquita celeste con algunos pigmentos verdes, le explicó:
-Has nacido con más pigmentos verdes, eso significa que un día llegarás a tierra.

Eusebia no entendió mucho (otra vez). Pero eso del verde no le gustaba para nada. El mar es mar y, para rematar, los verdes son escasos entre las vaquitas marinas (que son normalmente azules y moradas). ¿Cómo llegar a tierra? y ¿Por qué llegar a tierra? Esas preguntas le entraban y salían, una y otra vez, en su cabeza vacuna.

Dos años después al día de la revelación de su implacable sino, Eusebia se negaba a buscar la tierra. Había oído por comunicación satelital oceánica que habían descubierto la existencia de algunas vaquitas fotofóbicas en tierra. Eusebia dilucidó que se podría tratar de ese verdestino. ¿De qué sirve estar en tierra si no se puede ver la luz?, se preguntaba mientras empezaba a notar que los pigmentos verdes de su celeste eran cada vez más intensos. Rápidamente dispuso un plan. Después de leer mucho, se enteró que todos los que luchan contra el destino mueren o sufren. Inició, en sabia prevención, un taller práctico en tres etapas:

1. Tener un amor imposible
Eusebia decidió enamorarse de un caracol. Caracoles y vaquitas no van, y no van, le decían. Eusebia dijo que debía entrenarse para su necedad; y para ser justos, Lario le parecía bastante simpático. El idilio no acabó muy bien, la vaquita terminó con cierto dolor estomacal (en los cuatro estómagos), pues Lario se echó a dormir una siesta de dos años, sin avisarle.

2. Tener una causa perdida
Eusebia decidió que velaría para que a las vaquitas con pigmentos amarillos no se les acusara de robarle la clorofila a los manglares. Pancartas y manifestaciones. Eusebia ya era toda una necia.

Iban ya dos partes, hacía falta una tercera antes de pararse implacable ante su verdestino...

3. No creer en la gran Vaca Sagrada
Eusebia se convirtió al Cristianismo y se fue a predicar. Al parecer algunos moluscos habían oído de un tal Nazareno, pero nadie de María. Consiguió un par de adeptos y empezó a practicar las ceremonias de comunión con algas. Tres meses después, Eusebia fue excomulgada, por supuesto.

Dispuesta y con la necedad en niveles óptimos, Eusebia se enfrentaría a su verdestino.

-¡Si la tierra me quiere me va encontrar!
El grito de batalla.


Mientras Lario dormía con sus lentillas para leer puestas, Eusebia fue en busca de su verdestino, se dio cuenta que la fotofobia no era tan mala. Luego, comprendió que, sin querer, en su necedad, había llegado a la tierra.

["Menguantes y otras creaturas" DPI, 2008]

lunes, 5 de enero de 2015

Adiós 2014

El 2014 es/fue un año raro. Es el año en las que más veces he llorado sin saber o sin poder controlarlo. Qué vergüenza, sí. Si ha visto a alguien en el camión [bus] llorando, quizás soy yo. Es un año que me fregó el ánimo. El mundo sentí que se fue a la mierda. Pero en realidad, viéndolo desde muy particular punto de vista, fue un año bueno para mí. Pero quizás, eso no me basta.

Desde temprano en el año lo de Gaza e Israel me dejaba un sin sabor muy horrible, de que lo peor que le puede pasar al mundo es la propia humanidad. Luego seguir observando el poco avance de los derechos sexuales y reproductivos en El Salvador con el movimiento por las 17, que realmente no ha avanzado mucho, pero que me hizo escribir varias columnas en mi espacio en Séptimo Sentido, revista dominical de La Prensa Gráfica, espacio que ya cumplió tres años. Pero sin duda, en septiembre (a dos días de titularme), nos cayó la noticia que afectaría todo: Ayotzinapa. 

Vivir estos momentos como extranjera que lleva residiendo ya 6 años en México, ha sido duro. Por un lado uno tiene menos herramientas, pero al mismo tiempo creo que se puede aportar desde la globalización de la noticia. No sé. Algunos dicen que el movimiento se fue de vacaciones. Yo quiero pensar que no. Yo quiero creer genuinamente que algo ha despertado. Hay gente más vieja y con más experiencia viviendo acá, que no es tan optimista. Eso ha sido el 2014, vivir entre la confusión de qué hacer, cómo hacerlo y con quién hacerlo. Y para mí: qué decir y cómo decirlo. ¿Cómo explicar que desde la lectura de alguien que nació en guerra civil sin parecer que se regaña? ¿Cómo explicar que uno se siente mal aunque "no sea tu país"? ¿Cómo no decirles que uno quisiera que el movimiento como éste lo hubiera querido por los 72 migrantes muertos (casi todos centroamericanos) en San Fernando sin parecer que se quiere robar el spotlight de la causa? Por eso el Ayotzinapa somos todos es tan poderoso, porque aunque no lo somos si nos atañe a todos.
Una foto publicada por Ana Escoto (@aniuxilla) el

En ámbitos más personales, como decía fue un año bueno. Me rehabilité de mi pie. Conocí Guadalajara. ¡Dejé de comer carne!. Construí un nuevo hogar y hoy, además del que ya tenía, tengo otro por tierras tapatías. Tuve un nuevo compañero de casa en el DF. Pedí la visa gringa, me la dieron. Visité Estados Unidos por primera vez (no me gustó tanto). Me batearon en miles de congresos, en otros tantos no. Lo usual. No escribí muchos cuentos ni poemas, pero terminé la tesis (a veces no se puede ser la multitasking que uno quiere). Tampoco leí tanto como quisiera.  


Una foto publicada por Ana Escoto (@aniuxilla) el

En general, sigo bien acompañada con grandes amistades a la distancia y a la cercanía. Cosechando una vida muy agradable en pareja estilo living apart together. En perspectiva no fue un año malo, en lo personal. De lo otro, que jode y chinga, me queda cantar como Yuri [ Ft. el tan en onda por la peli de Gloria, sergio andrade]: siempre vendrán... tiempos mejores.

Con este comentario ya podemos pasar a lo banal y vacuo. ¡Las listas!

Este año no vi tantas películas como el año pasado. Dice mi letterboxd que vi (o al menos llevé la cuenta ahí) fueron 89 (unas 20 menos que el año pasado).  Mi top 3 del 2014 (o al menos eso logré dilucidar por mis subjetivos ratings): Gran Hotel Budapest, La Grande Belleza y Kaguyahime no monogatari (La leyenda de la princesa Kaguyahime). [Aunque también me gustó mucho "Chicos y Guillermo, a comer" y "Joven y bella", ambas francesas].

En música, parece que sigo oyendo lo mismo de siempre, salvo algunas excepciones, según mi last.fm (aunque algo le pasó al scrobbling y no cacha lo que oigo offline):


Y pues sí, el disco de tUnE-yArDs y el regreso de los New Pornographers, fueron cosas muy bonitas de oír en el 2014. Además el soundtrack de Zankyou no Terror a cargo de Yōko Kanno (el 7 en la lista) fue otro agasajo.

Esto da para el momento otaku. Este fue un buen año para el anime. Shinichiro  Watanabe nos regaló dos grandes animes,  Zankyou no Terror y Space Dandy. Space Dandy es una cosa hermosa que se ha quedado en mi corazón como pocos animes. Es realmente una genialidad en términos de animación (cada capítulo tiene un animador diferente), pero es una comedia aparentemente ligera que se va transformando en una historia que no deja su humor pero si se va volviendo más inteligente. Es mi favorito del año, seguro se merece más que esta mención y un solo post.  También este año nos sorprendió Kill la Kill (de este anime hablé aquí).



Finalmente, las series y la televisión simple. Este año conocí RuPaul Drag Race y me parece de las cosas más amenas e inteligentes que se ha hecho con el formato de reality. Sí, vimos Mad Men y estamos que lloramos porque ya solo nos quedan 7 capítulos. Pero también descubrimos Fargo y Masters of Sex. 

Y ese fue el año en cortito y en banal.

Nos seguimos leyendo. 

[Si quieren leer el post anterior sobre el 2015 y mis propósitos, está aquí]
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