domingo, 26 de agosto de 2012

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Esta semana cumplí cuatro años de vivir en México. 23 de Agosto de 2008, aterrizaba yo, con maleta y media (¿así de temporal pensaría que sería?) de cosas. Motivo del viaje: estudios de maestría, que sean los más cortos posibles, por favor. Mis viajes habían consistido en ir a Honduras y a Guatemala y quizás a Livingston que uno pasa por Belice. Y ya.

Hace cuatro años vine y me voy acercando al lustro.

Y eso tiene muchas implicaciones: simbólicas, legales y demográficas.

Sí.

Digamos que un quinquenio es algo que simbólicamente suena presidencial. El periodo aniuxeano 2008-2012, claro es ridículo, pues vivo en la segunda ciudad más grande del mundo. Soy 1/20millones, acá. Ínfima fracción. Pero uno no anda por la vida pensando en ser fracción de algo y menos con mi megalomanía y egolatría. De alguna manera, pienso que soy dueña de la ciudad. Que la ciudad se me acomoda.

Pero estoy ahí en migración, después de haberme equivocado terriblemente y primero formarme en la fila de resoluciones (uno siempre será un n00b en migración, sin importar cuántos años lleve) y un señor ya en la fila correcta me explica, porque es abogado, que es mi última prórroga como "no inmigrante", es decir nosotros extranjeros temporales, podemos serlo durante cinco años, no más. Pensé entonces que mi temporalidad no es un estado mental de negación, sino un estado legal y, claro,  hiperventilé.

Además, se me ocurrió, como suele ocurrirme, que eso además tiene implicaciones en cómo me cuentan. Por ejemplo, en una encuesta de migración, siempre te preguntan ¿hace cinco años en qué país estaba?. El otro año tendré que decir "México" y no estaré dentro del flujo de migración reciente. Lo que haría que mis datos de quién soy, serían tomados en cuenta como de alguien nativa.

El asunto va más allá, si asumo el supuesto markoviano con el que se construyen las tablas de vida, que suponen que después de cinco años, yo tendría las mismas probabilidades de morir (o de casarme, o de migrar, o de lo que sea que se estudie) que mis "pares" de población nativa. O es más, yo contribuyo con mis años persona a construir esas esperanzas de vida, de soltería, de permanencia.

Y entonces digo, ya no soy temporal, que me acomodaba no ser de aquí, ni ser de allá. Por el momento sí estoy acá y me faltan aún dos años.Y esos seis años habrán de ser para ese momento, una quinta parte de mi vida, una parte mexicana.
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