viernes, 30 de diciembre de 2011

2012, el mundo se nos acaba y yo no sé qué haré.

De las pocas tradiciones/rituales que tengo es ésta en este blog (¡Diario, mi querido diario!). Cada año, desde 2006, el último post del año habla del año siguiente y el primer post del año anterior. Debo hablar del 2012.

Y me da miedo.

Y no. no es por los mayas. Es que antes sabía que podía hacer una serie de propósitos en el año. Hoy ya no tengo ganas y veo el 2012 con muchas metas. Pero no tengo ganas de pedirme cosas. Entiéndame. No quiero.

Primero porque no me he hecho caso, cuando me pido cosas. Entonces quizás, quizás este año que viene, ése donde parece que el mundo se va acabar, yo pueda usar la autopsicología inversa. Si es que si existe. Pero aunque no exista, la aplicaré.

Es decir, no le pido al 2012 nada. No me pido nada el 2012. Tengo que cambiar muchas cosas. Demasiadas. Listarlas y darles nombre puede ser útil. Listarlas y darles nombre los últimos 6 años consecutivos y que sigan siendo casi las mismas es un poco... inútil. Y es que para el 2012 no quiero hacer más ejercicio, no quiero leer más, no quiero aprovechar mejor el tiempo. No quiero ponerme límites y quizás ese propósito se me escapa de las manos. Porque limitada sí soy.

Más bien quiero aprender a vivir más tranquila. Y sí, ya estoy trabajando en eso. Sin que haya un cambio en el calendario.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Indeleblemente, Ligia

Pues para antojarlos, yo ya leí el nuevo libro de Ligia María Orellana. "Indeleble" se titula la obra que está dividida en dos partes. Una primera parte es una cosa exquisita, sobre todo para los que ya hemos leído a Ligia, pues se trata de sus conocidos "Tripin". La segunda parte son cuentos, donde aquí la autora se conecta con su primera obra "Combustiones espontáneas" (2004).

La primera parte "Tripin" presenta una serie de crónicas con personajes muy propios de la autora y que los lectores de su blog (quejoder.wordpress.com) ya conocemos. Verlos en un libro es como reconocer la calidad de las historias que nacieron de eventos muy particulares y conyunturales. Por un momento pensé que, dado que las crónicas evocaban un hecho muy salvadoreño y de un momento específico, tendría que tener la fecha o algo, algo así "como una explicación". Leer los "Tripin" en conjunto, me hizo repensarlos de otra manera. El "Tripin" recrea una situación pero no es la situación, es un universo "paralelo" y en esto es donde Ligia es maestra, en crear de lo cotidiano personajes únicos, con ayuda de la escritura y unos dibujos sencillos pero que tienen todo lo que se necesita. Leído así, como unidad, me di cuenta que pueden ser universales y no importa porqué o dónde nacieron, el "Tripin" funciona sin su detonante. Y es delicioso.

La segunda parte Ligia nos presenta una serie de cuentos. Los cuentos tienen como denominador común personajes fuera de serie. Es sin duda, otro tipo de universo paralelo: lleno de cupidos, de muertes que acechan, donde hay un Scott Fitzgerald Malasuerte, espacios llamados Sentral Parc y donde vender riñones para comprar zapatos es posible. Entonces Ligia nos hace jugar con las palabras. Así como al dibujar es sencilla y concisa, en sus textos también lo es, pues este tipo de personajes que pueden ser inverosímiles se conectan con el lector en su cotidianidad. La serie de cuentos cortos parece también haber sido escritos con la misma tinta indeleble que nos dibuja a sendos personajes de la primera parte. El texto que sin duda conecta con su manera de dibujar es "Cinco microcapítulos (sobre cosas innombrables)", donde Ligia nos deja los puntos para que nosotros terminemos el trazo, pero nos deja los puntitos ella sonriendo, con ironía, y nosotros diciendo "claro, es así".

Este libro se presenta el 19 de Diciembre en el Centro Cultural de España. Adjunto la invitación.


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