He querido escribir de muchas cosas, porque este mes ha estado lleno de cosas inesperadas. A pesar de que he dormido poco por la carga académica, ha valido para conocer Taxco, Tepoztlán, ir al ver el Taller coreográfico de la UNAM, ir a la Campusparty, que dos conciertos y eso es demasiado para lo que había hecho los dos meses anteriores. Porque mi tiempo "libre" para dormir lo he ocupado en hacer otras y eso me ha convertido es más o menos una zombie -una zombie gordita porque come para mantenerse despierta.
Noviembre ha venido con fuerza y parece que se va aún con más fuerza. Eso explica porqué escribo posts a las tres de la mañana.
Por otro lado he querido escribir de cosas serias, que este blog personal se despersonalice un rato: Daniel Ortega a reelecciones, Honduras sin Zelaya, las elecciones de Uruguay, y claro podrán decir los 20 años de la ofensiva nacional y la muerte de los jesuitas. Pero de eso último hablaré algún día.
No sé cuando. Porque no me acuerdo de mucho.
No sé cuando, porque no sé si puedo hablar. No sé.
Pero lo que sé es que no se olvida. Y ya.
Me encanta escuchar a la gente que puede hablar.
Pero ese es otro post.
Me pregunto qué me traerá diciembre... un viaje larguísimo y fiestas en casa y la sensación que ya México se va volviendo cada vez más pasado y menos presente en mi vida. Y qué seré después... "Maestra", vaya a usted a saber en qué me andaré metiendo.... Nunca pensé estudiar demografía, nunca pensé estudiar en México.
Y héme aquí.
Sin entender muy bien cómo vine a parar aquí, donde pararé y sentir que se mueve todo, y quizás, sin darme cuenta, yo también.
Saludos y como sabrán, escribo poco... en el blog... y sí ¿será que mi blog también está en extinción por el tuiter?
P.D. Intentaré cambiar de plantilla... esta ya no me gustó.
Después de esta semana durmiendo menos de 4 horas diarias.
Aquí seguimos.
:D
Y además contamos (me encanta hablar de mí misma en plural) con :
Haber entregado todo a tiempo.
Haber preparado dos exposiciones.
Ir a ver Bunbury en el Estadio Azteca -yeih!
Haber ido a la Campusparty -aunque sea un ratito.
Haber dormido hoy sábado 12 horas como manda la vida.
Soy feliz y ya me voy de nuevo a dormir. Porque ya "pensé" cómo hacer una cosa. Mañana escribo. Y el lunes es feriado. Queda tiempo para poner en práctica lo pensado.
Hubo un tiempo en que oía más música en español que inglés. Sí. Era 2004 y yo tenía 20 años. Estaba en la universidad y empezaba a tener vida virtual en alguna página donde bloggeaba sin tener un blog.
Y yo oía a Sabina que parecía tan... tan lleno de verdades en mi corazón rebelde de mujer de 20 años que poco sabe del amor y más bien tiene imágenes mentales de lo que es. Ahora no es que sepa mucho, pero soy menos sensible a la música romántica.
Y tenía internet. Y empecé a oír a trovadores -e incluso los buscaba en una página que tenía ese nombre. Que escribían cosas bonitas. Que me decían cosas distintas de las que podría decir Juanes o Luis Miguel. Y ahí estaban: Alejandro Filio, Javier Álvarez, Antonio de Pinto y el mexicano Fernando Delgadillo.
Y entonces en 2006 (uno no se da cuenta pero los amigos se le esconden a uno en cosas tan triviales) la Kika, mi compañera de trabajo en ese entonces y amiga para siempre, mandaba un FWD de alguien que se iba para México, que vendía todo, que vendía sus tesoros musicales. Y que además, parecía tener un buen gusto.
Y así, le dije a Mario que constestara porque tenía cosas que nos interesaban. Recuperé mi segundo disco compacto de mi vida: Mal Bicho. Y que le comprara el de Los Cafres a mi hermano. Y Que me consiguiera el de Delgadillo.
Al final Orus me terminó pasando el "Febrero 13" de Delgadillo. Y algo tan simple como un intercambio monetario -para que vean que el mercado no son agentes meramente racionales- y otro intercambio de porqué sí, porque Orus es buena onda, me ha llevado a que el sábado pasado en el mero México D.F. los dos estuviéramos sentados en el teatro Metropolitan viendo a Fernando Delgadillo. Gracias Orus!
Y el concierto superó mis expectativas. Volví a tener 20, 21 y 22 años de un solo y en un momento. Claro, eso después de que Delgadillo cantara de un solo TODITO Y COMPLETITO el primer disco. Donde una de sus canciones "Mensajes" estaba en Febrero 13. El resto a parar la orejita nomá, y todo el mundo calladito.put full post text here
Y después se vinieron las canciones y la mara ya gritaba, se movía, en ese ambiente de cine-teatro en un concierto. Y un lugar que es hermoso. Bonito. De época. Bien podría haber llevado mi cigarrito con boquilla y un sombrerito y sentirme en puro L.A. Confidential.
Delgadillo es un "bayunco", sí, se la pasa chistando y riéndose de todo y de sí mismo -incluso cuando se equivocó en nada más y nada menos que en una canción dedicado a su hermano-. El grupo que lo acompañan parecen ser músicos salvadoreños. Salvadoreños porque hacen de todo. El que toca el clarinete, toca la armónica, toca el saxófón y así. Gente muy talentosa que hace que a uno se le olvide las desafinadas del propio Delgadillo que sabe cubrir, además, con una buena letra musical y una risa - una risa muy chistosa por cierto.
Todo esto, la gente que le grita que lo ama y que el dice "Igualmente", que le pide canciones y el dice "Julieta ya la toqué", hizo que además el concierto se sintiera con un ambiente como cercano, no un gran concierto en el Estadio Azteca (que espero pronto reseñar), pero más bien un concierto entre cheros, entre la mara, tranquilo.
-Con que me cante "Ay amor" estoy hecho- decía Orus.
Para mi bastaba con "Entre Parios y Derivas", una canción que siempre disfrutaré, aún cuando me vuelva una amargada que no crea en el amor y tenga 20 gatos y huela feo.
Lo feo, muy muy feo fue el acoso a todo aquél que quisiera grabar algo. Llegaban con la lamparita a que te confesaras -obvio que a mi no, porque mi cel es más viejo que matusalén- pero llegaban y jodían y jodían...
Señores y señoras agentes - y vos también Delgadillo- si la gente graba un videdo y lo sube a youtube es publicidad gratis no sean mensos...
Una de las cosas que más me sorprende de los mexicanos es su relación con la muerte. El año pasado, la primera vez que observaba tan de cerca las tradiciones, me parecía quizás hasta un poco frívolo, raro, de mal gusto. Pero después me gustó. "Jugar con la muerte". Y claro, porque la muerte está ahí. Siempre.
Una de las cosas que viene en el paquete de estudiar demografía es tener una relación con la muerte. Es un evento. Es un evento demográfico. Morirse significa un evento que está determinado por la "edad y sexo", básicamente.
Y uno cuenta muertos. Cuenta los muertos que le faltan, los muertos que vendrán.
Porque seguirán viniendo.
Tengo muchos muertos. Siempre están ahí. Algunos siempre estuvieron muertos y nunca estuvieron vivos. Otros son más recientes. En El Salvador se mueren de 10 o de 15 diarios sólo por homicidios. A mí también se me mueren de enfermedades y accidentes raros.
Últimamente tengo más muertos.
Y Señora Muerte, déjeme jugar con usted un rato. Déjeme entenderla. Que nos va llevar a todos. La cuestión es cuándo y en qué secuencia. ¿Cuántas muertes veré antes de la mía? Espero no muchas. Pero tampoco me quiero morir todavía. Que me falta el Doctorado y ser una mujer académica que se intentará engañar con el rollo que puede incidir en la historia, en en ese mi intento de -no se me ofenda, doña- ser tantito más inmortal.
Me gusta recordar a los muertos. Como quien se burla de esa muerte. Porque se sabe que hay muertes peores que perder la vida. Puse mi altarcito con lo que pude. Aún no he hecho comida. Pero sí les haré un poquito. Porque la idea de que los muertos no nos dejan nunca es muy -pero muy muy- reconfortante.
***
Yo sé... quizás nadie me lo creerá... pero yo sé que mis muertos me cuidan. No me pregunten por pruebas, sólo créanme que a veces quisiera tener tanta vida como ellos.