jueves, 30 de junio de 2011

Lo público y lo romántico -análisis no serio después ver demasiadas comedias románticas

[Otra de esas entradas de ocio que no había hecho pero que había pensado hace mucho y que seguramente no dice lo que quería decir cuando la pensé la primera vez]

Pues soy fan de las comedias románticas. Pero después de ver demasiadas uno empieza a observar patrones. Uno clave es que en toda comedia romántica el héroe y heroína se ven envueltos en una situación -muchas veces vergonzosa- que implica que hablen de manera pública de sus sentimientos. Uno de mis favoritos es el beso de "Never been kissed" y el karaoke de "How to loose a guy in ten days".

Eso me deja pensando.

*Piensa*


¿Es algo normal o es propio de las comedias románticas? ¿En qué momento la realidad imita al arte y viceversa?. A los pocos días de llegar a México recuerdo haber visto un carro lleno de post-its y globos como demostración de afecto. Me estresa el 14 de febrero y sus osos de peluche y demás demostraciones de afecto. ¿Todos necesitamos esa gran escena propia de comedia romántica en la que la gente grite al unísono un "awwww" y aplauda para saber qué sentimos?

Quizá. Quizá el amor sea de las cosas más públicas y sea socialmente aceptada por eso. Y quizás, por eso no me gusta.

Eso me deja pensando, de nuevo.

¿Es menos amor el amor que no se dice que el amor que sí se dice? Incluso ¿es necesario que la persona "amada" lo sepa para que sea más amor o menos amor?. Es que he oído esas cosas de "Tenía que decírselo", incluso hay gente "tenía que decírmelo" aunque de antemano tuvieran ya la respuesta o los tenían que decírmelos vinieron de manera bastante anacrónica e inútil. Yo quizás he optado por callarme más de alguna declaración, pues uno sabe cuando no es correspondido. Hay una cultura bien de web 2.0. de tener que decir todo.

Eso me deja pensando.

Por eso haré una declaración amorosa por estos medios.


Jiji, no es cierto.

domingo, 19 de junio de 2011

El tiempo relativo

Hace poco cambié de teléfono celular. No es un smartphone, sino simplemente un teléfono con el que puedo leer los sms en una sola pantalla y que me permite poner tildes y emoticones. Algo sencillo y es Nokia de largo aguante. De segundo uso, heredado de una guapa salvadoreña que solía vivir por estos rumbos del DF.

Mi anterior celular era uno que compré justo cuando vine a México. "Deme el más barato" dije y me dieron un Motorola noséquécosa y ya. El teléfono siempre funcionó. Pero el reloj se empezó a descomponer. El reloj se empezó a atrasar. Siempre se atrasaba y se atrasaba cada vez más.

Me puse a pensar en que mientras yo tenía un reloj que iba contando el tiempo más lento yo no me daba cuenta que el tiempo real era más rápido. El tiempo es una cosa relativa. Es decir mientras yo veía el reloj, sólo ése del celular, no me daba cuenta que mi tiempo era simplemente más corto. Porque se atrasaba digamos 5 minutos en una semana. Pero ¿dónde se me iban esos 5 minutos imperceptibles?.  Pues ni me daba cuenta. Pero si me hubiera regido mi vida completa a un reloj que pierde 5 minutos cada semana, significaría que habría de haber ganado 5 minutos de vida y ocuparlos que sé yo, en ocio. 20 minutos en un mes. Saquen la calculadora, pero eso es mucho en un año. Y luego podría ser mucho en una vida.

Pero hay algo que me acongoja. Y es que uno pueda no sentir el tiempo. Y tener relojes que le dicen a uno que puede ir más lento que los demás y no darse cuenta. Uno entonces viviría siempre en los ayeres.

A veces pienso cosas estúpidas -bueno más bien muy seguido-. Veía un anime el otro día y veía que habían varios soles y me puse a pensar cómo esa gente, con dos soles, definiría su "día", su tiempo. Como el señor astro sol ha regido el que contabilicemos el tiempo en este nuestro mundo. Porque lo cierto es que sin eso, a saber qué evento más o menos constante hubiéramos tomado para medir el tiempo (hoy se usa el tiempo atómico noséqué porque es más estable que la rotación de la tierra, la cual dicen que después de tanto tsunami ya es más rápida, pero lo cierto es que tampoco es un evento completamente estable). La verdad es que tenemos una idea relativa al tiempo a un evento que no es absoluto. Y eso me da dos cosas. Una: miedo. Y la otra: libertad para medir mis tiempos.

Entonces a veces uno puede contabilizar el tiempo como eventos estables de su vida. Entonces los tiempos se mide como "cada vez que me pongo a estudiar" -esperaríamos que fuera de las cosas más estables de mi vida; "cada vez que escribo un tuit" -quisiéramos que fuera una medida de tiempo más grande que la anterior y otras maneras subjetivas e infinitas de medir el tiempo. Un desorden, pero válido.

Y pienso sobre el tiempo y me cuento las canas.

Son más de 10.

Y pienso que el tiempo tan relativo quizás no es.

jueves, 16 de junio de 2011

El ejercicio de seguir

He tenido abandonado este espacio de manera intencional. No he podido. He escrito sobre la muerte de Rafa aquí y acá, pero no lo había querido encarar en este espacio. Mi propio espacio. No había podido. En este espacio conocí a Rafael Menjívar Ochoa y escribir acá muchas veces me da la impresión que él siempre podría venir a comentar. Ay tantas cosas: tantos trolls, tantas historias, que ollas de frijoles, que bailes de la macarena, se pueden leer en los comentarios en mi blog y de todos los de La Casa. Todo eso que sólo es un pequeño reflejo de todo lo que fuimos como La Casa.

El martes pasado -mismo día en que presente mi proyecto doctoral de tesis- se presentó la Antología "Memorias de la Casa", de muchos de los participantes del taller. Estuve ahí vía skype. Algunos mencionaron que era la primera vez que se veían así todos, desde el velorio de Rafa. Yo sonreí, no pude estar en el velorio por la distancia y por el poco desarrollo tecnológico de nuestros días que no ha podido establecer ya la teletransportación como medio cotidiano de transporte. Pero estar ahí en skype con todos, platicar con algunos después de la presentación, oírlos leer sus poemas, muchos los reconocía de cuando los habían leído quizá en el taller, fue muy bonito. Me dio esa sensación de estar y haber estado con ellos. Aunque no lo he visto, hay un libro que se abre y se lee y tiene vida y que debe oler a los Planes de Renderos. Me da la impresión que cuando lo tenga en mis manos, lo abriré y empezará a oírse el bullicio de todos, las risas y los chistes. Así me lo imagino.

Fue algo emotivo para mí. Pero no fue triste. Me di cuenta que recordar no tiene que ser triste. Para nada. Y que todos vamos a seguir y vamos a seguir "el proyecto" que no es un taller literario ni una manera particular de escribir ni nada de secreto (como diría Kung Fu Panda: el secreto es que no hay secreto). Pero no se los puedo explicar, a lo mejor cuando llegue y coma pan dulce con Coca-Cola light con alguno de los del taller, podríamos ponernos a explicar. Pero a mi no me llegan las palabras. Y no creo que se necesiten. Por lo menos no demasiado. A veces en todo esto de escribir, hay que saber hasta cuando sirven las palabras y hasta cuando nos dicen algo importante.

Desde el 27 de abril, cuando sentada en mi cama, no sabía si podía pararme, ha pasado ya mucho. Sigo y sigo. A veces como inercia. Como si la vida nos llevara en esa inercia de seguir, para bien y para mal. Y la muerte, como siempre, me deja los recuerdos, recordándome que la gente que tengo a mi lado no es para siempre. Pero que soy privilegiada por esos momentos en que nuestras vidas se juntaron.

Y hay que seguir, en este blog, y en todo.



lunes, 6 de junio de 2011

Memorias de la Casa 2002-2010

Mañana se presenta una antología muy especial para mí. Estoy muy emocionada por estar junto a todos mis compañeros de la Casa del Escritor en un libro como homenaje a Rafael Menjívar Ochoa, el que ideó el proyecto del taller literario y al que todos le debemos mucho. Dejo la información aquí abajito. Yo no puedo ir, porque el evento  es en El Salvador y yo sigo por el bien querido Distrito Federal mexicano.  Pero intentaremos tener conexión por skype... a ver qué tal funciona.





Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...