lunes, 1 de julio de 2013

3x1 y ganó el diablo

Aclaración: este es un post excesivamente otaku. Sírvase a su gusto

Esta temporada hice lo que nunca. Ver tres animes al mismo tiempo y que además estaban en transmisión  "airing". He estado en unos meses donde cada semana me saltaba el corazón por Mad Men y por tres episodios de menos de 30 minutos de anime (bueno no me saltaba tanto el ritmo cardíaco por éstos como por la sexta de Weiner).

Mi elección vino de leer algún post, con los listados al inicio de la temporada. La primera en mi lista personal para ver esta temporada era Aku no Hana. ¿Por qué? Porque en español serían "Las flores del mal", ajá, sí las de Baudelaire.  Pero aunque en particular nunca las he leído (perdón, yo no pedí nacer sin leer cosas), se me antojaba más, porque estaba a cargo de la dirección Hiroshi Nagahama, el mismo de Detroit Metal City (aunque seguro es mucho más famoso por Mushishi, que realmente la tengo en hold).  Detroit Metal City se me hizo muy divertida, es el peor trazo en la historia, pero  funciona dentro se su propia historia. [Son muy pocos capítulos y cada uno dura 13 minutos, es un breve agasajo que uno puede darse]


Por eso, Aku no Hana, se me antojaba, aunque la animación con rotoscopio fuera rara. Mi primera impresión fue un poco que el ritmo se me hacía Lainesco (o sea, como Lain). Pero su premisa se me hacía un poco la de School Days (ese basado en un juego ecchi que tiene un final psicótico). Así que me la pasé viendo los trece capítulos esperando que algo terrible pasara. No pasó. Se supone que pasará, si hay algún momento la segunda temporada. No me disgustó, pero pues no me terminó de enganchar. Digo, entiendo el drama... No, realmente, no entiendo el drama de este anime. Es el anime de la temporada más polarizado, lo odian o lo aman. Yo quizás soy de esa minoría apática que no termina de convencerse, y quizás lo que más me convence es a lo que no les gusta a muchos: la animación, el detalle de los paisajes, el poco detalle en los rostros cual maniquíes, para centrase en lo que se cuenta. (el problema es que no sé qué exactamente quieren contar). Eso sí, tiene momentos grandes como medio capítulo siguiendo a dos niños tomados de la mano, cómplices de haber hecho algo malo (como destruir cosas). 
[Realmente el drama se me hace un poquito estilo el de Himizu de Sono, particularmente porque se la pasan gritando y no sé, me desespera, pero porque sólo soy desesperada como Martha Sánchez noventera]. 

Lo que más me gusta es la musiquita creepy.

Al mismo tiempo empecé a ver Shingeki no Kyojin, básicamente porque era del que había más expectativa. El arte es impresionante y la canción del opening me pone muy histriónica y acelerada, no sé porqué. Su estructura es muy tradicional: niños que viven cosas atroces, que se convierten en héroes y quieren salvar a la humanidad. Pero lo sorprendente es que la quieren salvar de unos titanes que son gigantes un poco tontos (a excepción de algunos) que comen a la gente. La serie me gusta (estoy hablando cuando aún no ha terminado), tiene muchas buenas premisas.

En particular, me gusta cuando se ponen un poco más oscuros (Spoiler: me encanta por ejemplo el personaje de Dr. Pixis y su deseo de encontrar una mujer gigante hermosa con la que pueda morir contento de ser devorado). Pero esos momentos no son muchos y a veces sí me siento viendo a José Miel. El personaje principal es un tipo Shinji, que en lugar de llorar, grita.  A veces hay capítulos que son "aburridos" hasta los últimos dos minutos y termina en "hanging" que sabemos que lo hacen para jugar con nuestros sentimientos para aguantarnos 20 minutos aburridos al siguiente capítulo, hasta que en los últimos minutos vuelven al hanging y así nos han llevado más o menos desde el capítulo 5. Como que van de poquito. Es un poco cansado, creo. Pero, lo cierto, es que me tiene intrigada y la voy a seguir viendo. 

El opening :')

Sin duda, y no lo esperaba, mi favorita de la temporada fue Hataraku Maou-Sama!. No me divertía tanto en un anime desde la temporada uno de Arakawa under the Brigde o Working!. La historia es así: El diablo, sí, el mero Satanás (Maou-Sama), pierde una pelea contra Emilia, la heroína de la humanidad. Entra por una puerta a otra dimensión y termina en Tokio, donde no tiene poderes y es un ser humano más... que tiene que trabajar y termina en un Mc Donalds. 


Todos podemos engordar, hasta los demonios

La historia es tan irónica desde su premisa, pero quizás juega un poco con cosas certeras ¡un demonio en una transnacional! También se tocan temas como la Inquisición y los engaños de la Iglesia... Todo esto mientras hay personajes completamente entrañables, como el mismo demonio que termina siendo un asustadizo y trabajador, esta combinación de mundos termina haciendo un slice of life. Se vuelve de lo épico de salvar el universo a simplemente resolver un asunto administrativo de una cadena de comida rápida o de un call center o de un hikikomori o de perder el registro de una bicicleta. Es re-loca pero es muy divertida. 

El último capítulo fue además una obra de arte, todo el mundo con una gran expectativa, para que no pasara nada. NADA. Y una escena final de lo más cálida entre el diablo y la héroe. 

[Yo hubiera querido menos fan service, al principio por eso no soportaba a Chi-chan, pero luego ya la adoré]

Ashiya, tan adorable.
En realidad, a ver cómo termina Shingeki no Kyojin, pero mi gran recomendación de la temporada de verano, es la que yo apodé como "la del diablito".

1 comentario:

  1. Aku no Hana es una bella historia de amor enfermizo, la mejor parte de la serie ocurriría en la segunda temporada que tristemente jamás ocurrirá debido a las bajas ventas que tuvo, solo por encima de stella c3-bu (que de por sí fue un horrendo desastre donde Gainax se jugó la ruleta rusa, y perdió).
    La historia me parece bastante compleja en su minimalismo, y hay distintas interpretaciones sobre lo que ocurrió en esa serie, la mayoría convergen en que el punto central está en lo enfermas que son las relaciones humanas, que el afecto de Nakamura por Kasuga era puro, sincero e inocente; mientras que el de Saeki-Kasuga resultó enfermizo y obsesivo (cosa que se explícita en la segunda parte).
    Ocurren cosas parcialmente horrendas, pero nada fuera de las posibilidades de un adolescente nipón promedio con su "novia" loca, y el gran climax ocurre cuando germinan las semillas del mal que estaban dentro de todos ellos, y es hermoso verlo, súmamente catártico. Pero para mal el autor corta de tajada la serie en la parte más climática y comienza de nuevo.
    El manga es una joya, si bien muchos se quejaron del desenlace decepcionante, es una de las historias más depresivas que he leído, a la par de Oyasumi Punpun.

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