Los nervios. ¿cómo se dice? ¿cómo se pide? El pudor. Esa es ella, yo. Ana, de como doce años, seguro. Pidiendo un paquete de "kotex" en la tienda, quizás por primera vez o por alguna vez primera vez. El paquete lo envuelven papel periódico. Porque andar con la regla es algo íntimo. Y una vergüenza. Y si me voy a llevar eso, debe estar cubierto o así se asume.
Lo mismo, si había algún accidente. Una mancha. Algo. La vergüenza. El estrés de estar en el colegio, y ponerse el suéter en la cintura, que quizás estaba prohibido (es que las niñas se suben la falda y se amarran el suéter) y decirle a la profesora (con suerte, mujer): "es que me manché".
Con el tiempo aprendí a decir: "no lo envuelva", en la tienda. Ante cara de sorpresa de la señora de la tienda (e incluso luego a pedirlo cuando atendía un hombre). Aprendí a hacerlo. Y supongo que me considero bastante abierta a hablar de mis dolores cada mes (muchos, benditos Naproxeno, Ibuprufeno y Ketorolaco). Porque literal, yo no pedí nacer (mujer).
Pero sin duda, algo de mí todavía envuelve en periódico la vergüenza de ser mujer.
Hace una semana me hicieron una intervención por una úlcera en el útero. No es complicada. No lo he andado contando mucho (¿por qué? Si yo todo cuento, soy un alma extrovertida que escribe en todos lados, todo). Y cuando lo cuento, aclaro (como hoja de papel periódico sobre paquete de toallas sanitarias) que "no es nada de papiloma o de infección". Como si tuviera que explicar que esa úlcera es mía. O porqué la tengo.(Que no lo sé). Si me merezco "el castigo" o no. Como si tuviera que dar cuenta de una enfermedad.
Mi reacción, de mujer, me ha sorprendido. Uno nunca sabe qué tan adentro tiene muchos pensamientos. Y ahora, una semana después de la intervención --que además ando con la regla-- se me vienen estas ideas. Y decido pues, escribirlas, para decirme a mi misma, como a la señora de la tienda, que no tengo que envolver nada.
[Aunque parte de mí también quiere decirles algo. Señora, señorita, mujer, mujercita: vaya al ginecólogo una vez al año, no deje esperar dos, puede ahorrarse mucho]
Lo mismo, si había algún accidente. Una mancha. Algo. La vergüenza. El estrés de estar en el colegio, y ponerse el suéter en la cintura, que quizás estaba prohibido (es que las niñas se suben la falda y se amarran el suéter) y decirle a la profesora (con suerte, mujer): "es que me manché".
Con el tiempo aprendí a decir: "no lo envuelva", en la tienda. Ante cara de sorpresa de la señora de la tienda (e incluso luego a pedirlo cuando atendía un hombre). Aprendí a hacerlo. Y supongo que me considero bastante abierta a hablar de mis dolores cada mes (muchos, benditos Naproxeno, Ibuprufeno y Ketorolaco). Porque literal, yo no pedí nacer (mujer).
Pero sin duda, algo de mí todavía envuelve en periódico la vergüenza de ser mujer.
Hace una semana me hicieron una intervención por una úlcera en el útero. No es complicada. No lo he andado contando mucho (¿por qué? Si yo todo cuento, soy un alma extrovertida que escribe en todos lados, todo). Y cuando lo cuento, aclaro (como hoja de papel periódico sobre paquete de toallas sanitarias) que "no es nada de papiloma o de infección". Como si tuviera que explicar que esa úlcera es mía. O porqué la tengo.(Que no lo sé). Si me merezco "el castigo" o no. Como si tuviera que dar cuenta de una enfermedad.
Mi reacción, de mujer, me ha sorprendido. Uno nunca sabe qué tan adentro tiene muchos pensamientos. Y ahora, una semana después de la intervención --que además ando con la regla-- se me vienen estas ideas. Y decido pues, escribirlas, para decirme a mi misma, como a la señora de la tienda, que no tengo que envolver nada.
[Aunque parte de mí también quiere decirles algo. Señora, señorita, mujer, mujercita: vaya al ginecólogo una vez al año, no deje esperar dos, puede ahorrarse mucho]
Ana, tenía un tiempo de no visitar mi blog y encontrarme con el tuyo.
ResponderEliminarHasta ahora me animé a revisarlo y mira que me encuentro con la sorpresa de este post tan interesante. Eso es algo que nos pasa a muchas mujeres, por qué no decirlo a todas? Yo he pasado por lo mismo y me alegro de que lo he ido superando poco a poco. Ahora no me da pena alguna por ir al súpermercado y comprarme unas toallas sanitarias, ni ir a la farmacia a preguntar por pastillas para el dolor de vientre. Ahora puedo decirle a cualquiera: ando con la regla y dejen de joderme. Y aún así hay gente que todavía estas cosas les parecen historias de miedo. Es nuestra cultura. Seguí escribiendo, saludos salvadoreños.
Gracias por pasar Rocío. Y pues es eso, que llevamos super metida cosas que ni sabemos. Abrazos.
EliminarUn día debes hablar del jovenzuelo que iba a comprar las toallas de su hermana mayor y se lo envolvían en papel de empaque
ResponderEliminar#GoodTimes