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lunes, 30 de enero de 2006
ME RINDO!!!
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domingo, 29 de enero de 2006
Azulito...
Y nada más que decir... sólo oír y ver...
Luego... un poco de Alejandro Dolina también:
"14)Ahora que se fue el jabonero, aprovecharé para confesarle que suelo elegir a mis amigos entre la gente triste. Y no vaya a creer el ama de casa Sunlight que nuestras reuniones consisten en charlas lacrimógenas. Nada de eso: concurrimos a bailongos atorrantes, amanecemos en lugares desconocidos, cantamos canciones puercas, nos enamoramos de mujeres desvergonzadas que revolean el escote y hacemos sonar los timbres de las casas para luego darnos a la fuga. Los muchachos tristes nos reímos mucho, le aseguro. Pero eso sí: a veces, mientras corremos entre carcajadas, perseguidos por las víctimas de nuestras ingeniosas bromas, necesitamos ver un gesto sombrío y fraternal en el amigo que marcha a nuestro lado. Es el gesto noble que lo salva a uno para siempre. Es el gesto que significa "atención, muchachos, que no me he olvidado de nada".
Tomado de "Instrucciones para abrir el paquete de jabón sunlight"
Lo pueden bajar acá
lunes, 16 de enero de 2006
Exorcismo hormiguesco
Tengo los ojos más achinados y un par de bolsas debajo.
Las miradas curiosas deberían ser quemadas y los ojos ser impermeables.
Las hormigas no deberían sentirse como hormigas. Deberían vivir con abejas en dulce miel (sin que le cobren renta, por supuesto).
Tengo verdades atrapadas y llanto sin explicar
¿La verdad te hará libre? ¿Cómo se llora? ¿Cómo no se llora?
Las palabras
Las palabras se van con el viento (como el que amaneció extrañamente hoy, mañana de enero).
Las palabras deberían ser quemadas y respirarlas en cenizas.
O a cual exorcismo...
Mojadas y benditas me exorcizan por su paso por mis manos.
Las hormigas no deberían ser palabra. Pero no entiendo, aún, la normativa existencial de algunas cosas.
Las palabras no deberían normar... y las hormigas no deberían comerse mi cabeza.
Tengo y tengo hormigas
Demasiadas y enojadas
Corte los lazos
Hágase fuerte
Retoque la cara
ponga maquillaje
sonrisa falsa
Las hormigas son pequeñas
sábado, 14 de enero de 2006
Ants Marching - Dave Matthews Band
He wakes up in the morning
Brush his teeth, bite to eat and he's rolling
Never changes a thing
The week ends, the week begins
She thinks, We look at each other
Wondering what the other is thinking
But we never say a thing
And these crimes between us grow deeper
Take these chances
Place them in a box until a quieter time
Lights down, you up and die
Goes to visit his mommy
She feeds him well
His concerns, he forgets them
He remembers being small
Playing under the table and dreaming
Take these chances
Place them in a box until a quieter time
Lights down you up and die
Driving along this highway
All these cars and upon the sidewalk
People in every direction
No words exchanged, no time to exchange when
All the little ants are marching
Red and black antenae waving
They all do it the same
They all do it the same way
Candyman 'a tempting the thoughts of a
Sweet tooth tortured by weight loss
Program cutting the corners
Loose end, loose end cut cut
On the fence, not to offend
Cut cut cut cut
Take these chances
Place them in a box until a quieter time
Lights down, you up and die
Lights down, you up and die
viernes, 13 de enero de 2006
Ana vrs La hormiga
Round 3
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02-05-2005
miércoles, 11 de enero de 2006
Las hormigas se comerán... el Universo!
A una distancia de entre 3.000 y 6.000 años luz de la Tierra, en la constelacion sureña de Norma, el Telescopio Espacial Hubble, fotografio esta nebulosa (cuyo nombre tecnico es Mz3) que asemeja la cabeza y torax de una hormiga.
Esta nebulosa fue fotografiada por el Hubble en Julio 20, 1997, y Junio 30, 1998, por la Camara Planetaria 2 de Angulo Ancho. Imagen y texto fueron dados a conocer en Febrero 1, 2001
Las hormigas se comerán Roma
Las hormigas se comerán a Roma, está dicho. Entre las lajas andan; loba, ¿qué carrera de piedras preciosas te secciona la garganta? Por algún lado salen las aguas de las fuentes, las pizarras vivas, los camafeos temblorosos que en plena noche mascullan la historia, las dinastías y las conmemoraciones. Habría que encontrar el corazón que hace latir las fuentes para precaverlo de las hormigas, y organizar en esta ciudad de sangre crecida, de cornucopias erizadas como manos de ciego, un rito de salvación para que el futuro se lime los dientes en los montes, se arrastre manso y sin fuerza, completamente sin hormigas.
Primero buscaremos la orientación de las fuentes, lo cual es fácil porque en los mapas de colores, en las plantas monumentales, las fuentes tienen también surtidores y cascadas color celeste, solamente hay que buscarlas bien y envolverlas en un recinto de lápiz azul, no de rojo, pues un buen mapa de Roma es rojo como Roma. Sobre el rojo de Roma el lápiz azul marcará un recinto violeta alrededor de cada fuente, y ahora estamos seguros de que las tenemos todas y que conocemos el follaje de las aguas.
Más difícil, más recogido y silencioso es el menester de horadar la piedra opaca bajo la cual serpentean las venas de mercurio, entender a fuerza de paciencia la cifra de cada fuente, guardar en noches de luna penetrante una vigilia enamorada junto a los vasos impereiales, hasta que de tanto susurro verde, de tanto gorgotear como de flores, vayan naciendo las diercciones, las confluencias, las otras calles, las vivas. Y sin dormir seguirlas, con varas de avellano en forma de horqueta, de triángulo, con dos varillas en cada mano, con una sola sostenida entre los dedos flojos, pero todo esto invisible a los carabineros y a la población amablemente recelosa, andar por el Quirinal, subir al Campodoglio, correr a gritos por el Pincio, aterrar con una aparición inmóvil como un globo de fuego el orden de la Piazza della Essedra, y así extraer de los sordos metales del suelo la nomenclatura de los ríos subterráneos. Y no pedir ayuda a nadie, nunca.
Después se irá viendo cómo en esta mano de mármol desollado las venas vagan armoniosas, por placer de aguas, por artificio de juego, hasta poco a poco acercarse, confluir, enlazarse, crecer a arterias, derramarse duras en la plaza central donde palpita el tambor de vidrio líquido, la raíz de copas pálidas, el caballo profundo. Y ya sabremos dónde está, en qué napa de bóvedas calcáreas, entre menudos esqueletos de lémur, bate su tiempo el corazón del agua.
Costará saberlo, pero se sabrá. Entonces mataremos las hormigas que codician las fuentes, calcinaremos las galerías que esos mineros horribles tejen para acercarse a la vida secreta de Roma. Mataremos las hormigas con sólo llegar antes a la fuente central. Y nos iremos en un tren nocturno huyendo de lamias vengadoras, oscuramente felices, confundidos con soldados y con monjas.
Julio Cortázar