El día de Hallmark (14 de febrero), la Martita Bernal, me dio mi regalo de cumpleaños (cumplí el 4 de enero, pero bueno...). Me regaló el libro "Mujeres" de Eduardo Galeano. Lo más extraño, que ese día yo había andado por una librería y había abierto ese mismo libro, en este cuento, que hoy se los comparto (¿de qué creen qué versa?... pues sobre hormigas...):
Las Hormigas.
Tracey era niña en un pueblo de Connecticut y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquier otro lugar de este planeta.
Un día, junto a sus compañeritos de la escuela, Tracey se puso a echar fósforos encendidos en un hormiguero. Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil; pero a Tracey la impresionó algo que los demás no vieron, o hicieron como queno veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre una señal en la memoria: ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte.
Las Hormigas.
Tracey era niña en un pueblo de Connecticut y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquier otro lugar de este planeta.
Un día, junto a sus compañeritos de la escuela, Tracey se puso a echar fósforos encendidos en un hormiguero. Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil; pero a Tracey la impresionó algo que los demás no vieron, o hicieron como queno veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre una señal en la memoria: ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte.
Me puso triste...
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