Juventud divino tesoro

Hubo una época donde no había "infancia", donde no había "juventud". Primero nació la infancia, casi con la escuela, y el concepto de juventud fue aún más nuevo. Feixa (1998) establece cinco factores de cambio que establecieron “la irrupción de la juventud” en la sociedad post-industrial, desde la mitad del siglo XX, como procesos convergentes de la “modernidad cultural”, estos factores son:

1.    La emergencia del Welfare State, que crea las condiciones económicas para un crecimiento sostenido y para la protección de los grupos dependientes.
2.    La crisis de la autoridad patriarcal.
3.    El nacimiento del teenage marketing.
4.    La emergencia de los medios de comunicación.
5.    La revolución sexual (Feixa, 1998, págs. 33-34).

Y entonces se creó este concepto de "juventud" que define muchos tránsitos importantes: la emancipación, la inserción al trabajo, dejar la escuela, la primera unión, el primer hijo. ¿Por qué señalo esto? Porque la "juventud" ésta, hoy está en "crisis", y no cómo Carlos Cuácthemoc diría. En El Salvador hay dos noticias que giran en torno a la juventud, jóvenes que esperan ser adultos, si es que se les permite. No son buenas noticias. La primera tiene que con el número 4 que señala Feixa: los medios de comunicación que muestran como se mata a un estudiante. Y la otra noticia: los estudiantes que quiere estudiar y no pueden y se toman la UES.

Me conmocionan las dos.


La primera porque si bien hay un juego de amarillismo. No me mal entienda, a veces es necesario. Cuando se lee hay 10, 14, 16 muertos diarios, los números parecen ser abstractos. Como cuando nos dicen que se murieron 100 personas en Irak, nadie se imagina 100 vidas que han terminado, con todo su drama. Quizás porque es muy díficil y duro. Decidimos no hacerlo. Pero pues yo pienso es terrrible ver cómo matan a un joven. Pero quizás es el retrato de nuestra sociedad. De lo que somos. Y a nadie le gusta ese retrato. Quizás el manejo de los medios no es mejor pero nos da una bofetada. Pero el asesino, un joven, ya no trabajará, ya no se emancipará. ya no tendrá hijos, seguramente irá a la cárcel. Una triste transición.

Los estudiantes que se toman la UES. 
Que son huevones, que son haraganes (hay un grupo en Facebook de eso). Que no tienen derecho. Que sí. Seguramente lamento que los estudiantes admitidos y en proceso estén perdiendo clases, sobre todo los que provienen del interior y los atrasos  y las paradas hacen que tengan que pagar más renta y demás en San Salvador. Es un tanto injusto, quizás. Pero sin duda, es una situación que toca una llaga: el mal sistema educativo que tiene el país y como éste sistema perpetua la desigualdad. Entiendo que si no pasan el examen, probablemente no les irá bien durante las clases, como he escuchado por ahí. Pero también entiendo que los que tienen acceso a una buena primaria, secundaria y bachillerato no es alguien que vive en un cantón en la zona rural, sino alguien el zona urbana y probablemente de clase media. Si nos venden la idea de la educación -que yo no lo creo por completo- soluciona los problemas de los jóvenes en términos de trabajo y emancipación, es bastante injusta la manera en que opera todo. Y no puedo evitar ver a esos jóvenes que quieren entrar y pensar en los estudiantes que me tocó ver en la UCA, sobre todo cuando era instructora, que no les importaba nada y dejaban ciclo tras ciclo. "Dios le da pan al que no tiene dientes", dicen por ahí. Y pienso además que le quita el pan al que tiene hambre.

Todo esto me deja pensativa en qué tipo de adultos tendrá El Salvador. Si la edad mediana del salvadoreño es 23 años, el pobre no tiene cómo estudiar, cómo trabajar, cómo formar un hogar ni cómo, al final de cuentas, llegar a ser adulto. ¿Qué haremos? ¿Qué haremos como sistema? ¿Destruir la categoría que una vez el capitalismo creó porque le resulta incómoda? ¿Qué se hace?

Y bueno, me voy con puras interrogantes y una sensación de impotencia.