Siempre me han dado mala espina los best-sellers de autores que están vivos. Un poco de desconfianza. El pequeño pepegrillo-hipster que llevamos dentro dice algo cuando uno está en la librería y uno ve demasiado de un mismo autor que no sea un ya clásico.
Pues es inevitable. Y es que en el mundo de lo popular que enaltece a Shakira que está loca por su tigre, confiar en los gustos populares es bien difícil.
Pero Tokio Blues llegó a mis manos. Me lo leí en medio de buses y de filas y de calles en México DF. Un gran compañero. Un narrador que cae bien. Un mundo ajeno en mis manos, en una ciudad ya no tan ajena. Así viví Tokio Blues.
Alguien me dijo que sólo hay tres grandes temas: la locura, la muerte y el amor. Tokio Blues los tiene todos. El suicidio es el eje principal, pero sobre todo otra visión de la muerte. Una muerte que está ahí. Que existe. Se nombra, con nombre y apellido. La gente se muere y además la gente se mata. Pero la gente es sexual y está en relación con los otros.
El protagonista Toru Watanabe es alguien que desde su adultez narra su juventud en los años 60's en Japón. Se pueden ver todas sus transiciones -no puedo evitar siempre observar estas cosas, ustedes disculparán: dejar su casa, empezar la universidad, trabajar, iniciar su vida sexual, vivir solo y, como extraño contexto, la muerte de su mejor amigo.
Toru entonces es el gran oyente de las historias. Los diálogos son lossegundos narradores de las historias del resto de personajes. Un Watanabe que se limita a decir un "Entiendo", "Continúa". Entonces los personajes, sobre todo femeninos, le quitan la batuta. Hablan mucho, se describen, dicen cómo son y qué cosas les gustan abiertamente. Cuando Watanabe tiene la batuta, cuando es un narrador, entonces es el detalle el que acompaña la historia. El detalle es sobre todo gastronómico (qué comen y cómo comen), musical (qué escuchan) y literario (qué libro está leyendo).
El libro me gustó mucho. Me parece que está bien armado. No pretende ser "la" novela ni buscar giros extraños ni totalmente sorprendentes. Es una historia bien armada y contada. Hay una película. La quiero ver, porque realmente quiero oir el soundtrack.
Por lo pronto, el jueves salió a la venta en México el 1q84, cuyo ejemplar ya está en mi escritorio, esperando su turno.
Pues es inevitable. Y es que en el mundo de lo popular que enaltece a Shakira que está loca por su tigre, confiar en los gustos populares es bien difícil.
Pero Tokio Blues llegó a mis manos. Me lo leí en medio de buses y de filas y de calles en México DF. Un gran compañero. Un narrador que cae bien. Un mundo ajeno en mis manos, en una ciudad ya no tan ajena. Así viví Tokio Blues.
Alguien me dijo que sólo hay tres grandes temas: la locura, la muerte y el amor. Tokio Blues los tiene todos. El suicidio es el eje principal, pero sobre todo otra visión de la muerte. Una muerte que está ahí. Que existe. Se nombra, con nombre y apellido. La gente se muere y además la gente se mata. Pero la gente es sexual y está en relación con los otros.
El protagonista Toru Watanabe es alguien que desde su adultez narra su juventud en los años 60's en Japón. Se pueden ver todas sus transiciones -no puedo evitar siempre observar estas cosas, ustedes disculparán: dejar su casa, empezar la universidad, trabajar, iniciar su vida sexual, vivir solo y, como extraño contexto, la muerte de su mejor amigo.
Toru entonces es el gran oyente de las historias. Los diálogos son lossegundos narradores de las historias del resto de personajes. Un Watanabe que se limita a decir un "Entiendo", "Continúa". Entonces los personajes, sobre todo femeninos, le quitan la batuta. Hablan mucho, se describen, dicen cómo son y qué cosas les gustan abiertamente. Cuando Watanabe tiene la batuta, cuando es un narrador, entonces es el detalle el que acompaña la historia. El detalle es sobre todo gastronómico (qué comen y cómo comen), musical (qué escuchan) y literario (qué libro está leyendo).
El libro me gustó mucho. Me parece que está bien armado. No pretende ser "la" novela ni buscar giros extraños ni totalmente sorprendentes. Es una historia bien armada y contada. Hay una película. La quiero ver, porque realmente quiero oir el soundtrack.
Por lo pronto, el jueves salió a la venta en México el 1q84, cuyo ejemplar ya está en mi escritorio, esperando su turno.
happy blogging,,
ResponderEliminarme encanto ese libro :)
ResponderEliminarmuy bueno el blog, un saludiño!