viernes, 15 de abril de 2011

La violencia infantil

Cuando uno dice violencia infantil parece que hablaremos de la violencia que infrigen los adultos contra los niños. Eso no es violencia infantil, porque no les pertenece. Uno se imagina que los niños no son violentos. Que la violencia no les pertenece y quizás así debiera ser.

Coyoacán tiene la característica de que abundan los niños como vendedores ambulantes. Estos niños te venden chicles, flores, muñequitas, duvalines y demás cosas que se pueden comprar con las moneditas que a uno le sobra. Como novata, recién llegada empecé a comprar. Una vez, después de comprarle como cuatro niñas, una niña me exigía que le comprara y se puso a llorar, en plan de chantaje total. Me sentí como rara ante eso. Y muy sacada de onda de cómo estos niños empiezan a decirte "deme que yo no tengo nada y usted sí" "que me duele la panza de no comer". Es terrible. Porque la verdad es que uno está en Coyoacán tomándose una cerveza o un café que se vuelve bastante amargo.

Después de lo de la niña me puse un poco más fuerte en eso de comprarles cosas. Hace poco estábamos con unos amigos en un bar. Coyoacán, para los que no conocer su centro histórico, tiene las mesas así como en la calle y en la pasada -digan como el cafecito ése que está a la par de Centro Tecleño en Santa Tecla en El Salvador. Entonces estábamos ahí. Después de sin exagerar más de diez niños que nos habían pedido, llegó un niño y me dijo "deme una alita". Agarré una servilleta y le di dos alitas. No podía negarle comida. No me parecía. Pero después tuve una pequeña multitud de infantes pidiéndome alitas, que obviamente no me alcanzaban las alitas para darles a todos.

Empecé a decirles que no me alcanzaba, les daba explicaciones, porque pues ellos no eran diferentes al niño que sí le di alitas y toda la situación se me hacía bastante injusta. Y mientras daba explicaciones y otro niño se quería llevar el bote de Nestea de una amiga, sentí unos arañazos en las piernas. Con estos calores he andado en faldas y pues el arañazo se sintió perfectamente. Me quedé así como buscando entre los niños quien podría haber sido de todos. Luego sentí nuevamente y le dije "No me aruñés", claro que no me entendió, porque hablé en total salvadoreño, aquí no se aruña, se araña. Y ya enojada le dije que no, y ella me decía que ella no tenía nada que comer y que yo sí. Luego me jaló el pelo. Una amiga entonces intervino y como buena madre calló a todos los niños y me dijo que ya no les explicara nada. Yo asentí. Pero estaba bien sacada de onda. Seguimos departiendo. Los niños siguieron llegando. Otro niño, que vendía alguna artesanía, le dijo a la amiga del Nestea "Puta perra", cuando ella se negó en comprarle lo que vendía.

Todo me dejó pensando en los niños. No tendrían ni siete años. Pensé en las maras y cómo los niños se integran a los diez años. He pensado en esa imagen que hasta puede resultar graciosa de una niña golpeándome, yo que no soy pequeña y para nada delgada. Pienso en lo infantil de la violencia. Esa violencia que les pertenece a los niños, que ya es cotidiana, que les es necesaria, que les resuelve algunas cosas. Y quizá la imagen es extraña, pero es real.

7 comentarios:

  1. Que dificil, el tema es muy espinoso.
    Es cierto que lo que cuentas es algo muy cotidiano en coyoacan (y en otros lugares, no solo de méxico y lo digo porque l o viví en Perú y Bolivia) y entiendo que los niños tambien son violentos, entre ellos y con los demás, y no tiene ninguna justificación la violencia de ningun tipo ni de nadie.
    Pero dejame platicarte mi historia: En coyoacan hay mucho niño vendiendo o pidiendo limosma, sabemos que es consecuencia de la problematica socio economica y politica del país (no estan ahí porque quieran o porque conozcan otra cosa creo yo) pero nunca están solos. Sus reacciones, como la que te ocurri+o, me he dado cuenta que son a partir de que su "cuidador" les enseña. Yo fui a coyoacán, cosa rara, y tenía mucha hambre asi que me compré una torta y me fui a sentar al parque. Se me acerco una niña, muy pequeña, a venderme chicles y yo le compré dos (para serte honesta no se los compre solo por "ayudarla" sino porque seguro los necesitaría despues de la torta) y se alejó. Había cumplido con su "trabajo" y no tenía porque pedirme otra cosa, de repente un tipo se le acerco, le quito los chicles y le dijo algo muy cerca; la niña volteo y me miro de una manera muy fea, pequeña ella, se acerco y me pidio la torta (no de buena manera, como si yo le debiera algo) ...

    ResponderEliminar
  2. y me empezo a decir cosas que honestamente no creo que entiendan (tú si tienes casa y comida y dinero... cosas así) y me lo decía con coraje, como si le hubieran dicho que todas esas cosas que yo tenía eran suyas y yo se las había quitado. Imagino que la coersión psicologica del tipo fue tal que la niña creyo todo lo que le dijo y pensó que el enemigo era yo. En fin, esta cuestión me hace ver que es cierto que los niños son violentos pero no creo que lo sean porque quieran, sino porque se les ha enseñado, con eso han crecido y no conoces otra forma de ser. Seguro lo que te hicieron es normal que se los hagan y por eso no reaccionaron antes tus explicaciónes, solo ante el llamado de atención que les hizo tu amiga.
    En fin...

    ResponderEliminar
  3. Qué triste tu historia mayelirais. Gracias por compartir. Pero sí, hay muchos niños inmersos en ambientes hostiles. :(

    ResponderEliminar
  4. Ah, ya decía yo que no era normal eso. La... tercera vez que fui a Coyoacán, me pasó. Yo no soy tan buena gente y si a mi me comienzan a enchinchar, yo sí los mando al carajo, tengan cuatro o veinte años. Pero sí me pareció extrañísimo que los niños fueran así de insistentes y molestos.

    Yo pensé, en ese momento "Ay, son chilangos". Y ya. ¿Los pseudo-escritores con panfletitos de poemas tienen también un cuidador que los vuelve insistentes?

    ResponderEliminar
  5. No es solo en México si ustedes van al centro de san salvador, no lo piden si no lo arrebatan o va uno en el carro y no les das monedas te avientan piedras, latas de gaseosa botellas de agua vacías, una vez presencie en av. independencia y peralta como un niño estrello un parabrisas de un carro nuevecito que ni el plástico de los asientos habían quitado, así que creo que en todas partes esta la violencia muy marcada y como no en el salvador si a la par de una champa esta una residencia.Sera que nosotros también generamos la violencia sin darnos cuenta?

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...