Cuando los lunares llegaron a la tierra eran pedacitos de luna que caían como lluvia sobre los lugareños de un lugar llamado Acantosis, un pueblo antiguo. Durante la lluvia, la gente bailaba desnuda y contenta porque los pedacitos de luna caían con la efervescencia de las olas y con la frescura del viento. Luego, los charcos de luna se evaporaban y la luna volvía a ser luna, de a poco volvía a su redondez. Luego empezaba a caer y a caer hasta terminarse. La luna nunca era roja cuando caía, sólo a veces que coqueteaba con el sol.
Los selenitas que vinieron vivir a la tierra, cuando les caía la luna, recordaban al fin, la sangre de los ríos donde nacieron. Y sonreían.
La luna dejó de lloverse, en algún momento. Ya no hay más bailes ni fiestas. La gente sólo hereda lunares y se volvió genético, como todas las mutaciones que han sido alguna vez un préstamo.
Hoy me revisé el hombro y encontré un lunar rojo. Y he recordado que aún no es luna llena para volver.
excelente, definitivamente, tiene tu marca, saluditos.
ResponderEliminarmuy bueno ...
ResponderEliminarmuy buena marc como la de un lunar rojo.
Slds
Empezar porque "si"