martes, 23 de marzo de 2010

Romero esperando abril

Foto Diario Co Latino/Wilton Castillo
Es primavera. Estoy en México. Es primavera. Me encanta saber que existen las estaciones. Me pongo una falda porque es primavera y hay sol y extraño las faldas. Es domingo 21 de marzo. No he tenido mente para pensar demasiado. Me han pasado cosas que no me dejan pensar. Pero voy. Tengo que ir.  Son treinta años. Yo tengo veintiseis. Reflexiono de que naci cuatro años después de su muerte. César mi compañero de cuarto me preguntaba por eso, cómo conocer a alguien que murió antes de que uno naciera.

Tengo muchos muertos. Siempre lo he dicho. Y me apropio como uno de ellos a Monseñor Romero. La Iglesia San Pedro Mártir está llena de mexicanos. Y sin embargo hay una comunidad de base que se llama "Monseñor Oscar Arnulfo Romero".  a treinta años y por los menos un par de miles de kilómetros de distancia, ahí está Romero.  La iglesia es moderna, no sólo porque no es la capillita antigua hermosa que está a la par, y es más bien uno de esos edificios que parecen pañuelos, sino porque veo el misal y la selección de canciones y leo "Dános ya tu cuerpo y sangre, dános combatividad". Veo el canto 9 y está voseado y leo "Señor, sos el primero en levantar tu brazo contra la opresión". Veo y no está la virgen al centro, como suele pasar en México, sino que veo que está Jesús Crucificado.

Me siento y revivo a la católica que hay en mí. Sé cuando pararme y sé qué decir la mayoría de veces. Pero tengo tanto tiempo de no ir a misa que me siento extraña. Pero veo el rótulo de "30 años" "San Romero de América" y la foto de Romero y pienso que ya no tanto. Luego llega la hora de la homilía del Padre. Conoció a Romero. Agradece la presencia del embajador y dice que hablará Marta Gamboa, una de las monjitas del hospital Divina Providencia, quien daría un "testimonio". La madre sube, y empieza a llorar. Y yo también. No sé aún muy bien porqué. Pero lloro. Y saca el pañuelo ensangrentado. 30 años después, a tanta distancia, está la sangre de Monseñor Romero tan cerca de mí. Como una realidad tan palpable. Ahí está. Lo mataron y ahí está.

Es extraño.


Quisimos ir a conocer a la señora, las otras salvadoreñas (entre ellas madreselvas), y saludarla.  Para mí fue muy importante. Me pareció extraño que la gente besara y oliera el pañuelo, pero de alguna manera parecía que el pañuelo era lo tangible que teníamos de Romero.

Pienso en la primavera. Como nunca. Como esa canción de Silvio que dice "Como esperando abril" y se me vienen imágenes de flores y pajaros cantando y un monseñor elevando las manos, dando una eucaristía y cayendo muerto para siempre. No sé porqué. Sólo pienso así. Es una imagen que no me quito de la cabeza desde el domingo en misa. Y pienso en mis faldas y en que estando tan lejos ponerme una falda me recuerda a estar en mi casa, donde hace calor, en El Salvador y una falda es cosa tan sencilla, pero que aquí debo esperar hasta la primavera para dejar las mallas. Y me da tristeza. Y al mismo tiempo no.  Porque es primavera. No tiene sentido, pienso. Pero no tiene porqué tenerlo, me digo.


A treinta años hago un recuento de las distintas noticias que he venido leyendo en esto últimos días
Este mes se cumplen treinta años del asesinato de monseñor Romero, icono universal de la defensa de los derechos , y su asesino anda suelto. En este momento podría estar tomando una piña colada en Miami. O comiendo una pupusa de chicharrón en San Salvador. O, por qué no, caminando tranquilo por las callecitas de Buenos Aires.

Y aplaudo la memoria histórica que se construye, poco a poco en el país. Y quizás eso no reviva a los muertos, pero hace que no se nos mueran por completo. Pero me aflige el silencio de los grandes medios de comunicación acerca del reportaje de Carlos Dada, aquí nos toca hacer lo nuestro y tratar de difundirlo, dude si quiere de las declaraciones, pero no por eso no se deben tomar en cuenta.

Se ha propuesto desde la web hacer los siguientes homenajes:

1. En facebook y tuiter, cambio de avatars por imágenes de Monseñor Romero
2. Tuiter, usar el hashtag #Romero y tuitear sus frases a la hora de su asesinato el día de mañana.

Y bueno ¿Cómo hacer llegar las nuevas cuando los medios de mayor circulación callan?

Ni perdón ni olvido. Justicia!

8 comentarios:

  1. Creo que con el reportaje de Carlos Dada y el silencio de los periódicos y noticieros "de gran circulación" en El Salvador, lo que queda claro es que nos toca, desde la sociedad civil, rescatar la memoria histórica, denunciar los hechos, investigarlos, darlos a conocer.
    No podemos ni debemos esperar que otros lo hagan por nosotros.

    Yo sí tuve el privilegio de conocer a Monseñor y conversar con él en algunas ocasiones y su recuerdo es uno de los mayores tesoros de mi vida.

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  2. A la "Verdad" siempre le toca como a los salmones... o como a los sompopos.

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  3. una vez me dijeron que un hombre muere dos veces y que su segunda muerte es el olvido... por todo esto comparto la necesidad de la memoria y seguir conmemorando este 24 de marzo como lo hacemos en mi país el día de la memoria y la justicia...
    Saludos anita, nos vemos por la flacso...

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  4. Gracias por pasar! @juli Gracias por el paso y un abrazo! Mañana es un día para que no olvide América Latina! Que no se repita jamás.

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  5. ¡Excelente nota, Aniuxa! Me he emocionado mucho al leerla.

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  6. Gracias por compartir tus sentimientos,

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  7. "los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos"...yo tampoco conocí a monseñor de carne y hueso, porque igual naci después de su asesinato,pero cuando oigo sus homilías o leo las cosas que dijo,siento que yo estuve ahi,y creo que él es un verdadero seguidor de Jesús,que también fue llevado a la cruz por "alborotar a la gente,denunciar la injusticia,ser innovador en su tiempo" por los fariseos ...pero qué admirable es ver a alguien que se entrega sin miedo, así entero, Monseñor decía "MI AMOR ES EL PUEBLO" :)
    Se dio al pueblo salvadoreño!

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  8. ¡simplemente me encanta como escribís!

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