Este día empezó a las 7 AM.
No me levanto a esa hora en México. En El Salvador era de lo más normal. Últimamente me levanto con muchos sobresaltos... o con dolor en el estómago, ese dolorcito de nervios, de "ahhhh", justo esa sensación a los 5 minutos antes de que se va hablar en público.
Odio eso.
Levantarme con esa sensación.
El otro día que me levanto y voy a tomar agua. Y como que no sé, será en ese momento en el que hacés cosas zombies que te acordás de los sueños. Y uno sigue haciendo cosas pero uno está de nuevo soñando. Bueno a mi me pasa y en mi egocentrismo crónico pienso que lo que me pasa a mí le pasa a todo el mundo. Y pues, no.
La onda es que he tenido esos flashes ya varias veces. Me siento un poco como viviendo así como en dos planos. Y que cuando me pierdo de éste -que supongo que es el real, pero aún no lo sé- sueño. Me pierdo. Fantaseo cual pendeja.
Y está bien. Es bastante funcional para quitar dolores de cabeza, también. No solo para dolores gástriticos de la mañana. Y también es un bien sucedáneo del yoga.
Y quien sabe.
Hasta aquí llega este post escrito mientras me acompaña mi segunda taza de café en 30 minutos.
Y escrito a altas velocidades, ¿no es hermoso haber tenido clases de una rústica mecanografía?
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