miércoles, 7 de febrero de 2007

Un hombre tira una moneda.

Lo veo y no me importa si es cara o cruz.

Cada vez que la tira, sabe que puede escoger entre todas las posibilidades. Decide. Cara o cruz.

Me sonríe.

Lo que no sé es cómo, entre el infinito de mis posibilidades, he llegado aquí a ver cómo sonríe.

4 comentarios:

  1. Ese es el misterio ("el enigma" diría, para parecer más enigmático): no cómo se llega a la cara o a la cruz (peso del metal, condiciones del viento, fuerza que se imprime y determina los giros...), sino cómo es el momento del descubrimiento. ¿Se necesitará anunciar eso? ¿O basta un gesto?

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  2. Y si cae la moneda de canto...? seria una tercera opcion?

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