lunes, 31 de diciembre de 2012

¿2013? en interrogación

Pues sí. Llegó ese bonito momento del año en que yo hago un ritual. Adicta que soy a las formas (este año me dijeron que soy una "esteta" y creo que no me molestó), diré que me gustan las normas y algunas tradiciones (la aniuxa jipi llora de leerse). Y sí, me gusta el calendario. Porque el calendario es esa necedad de darnos sentido en el tiempo y de tratar que esa sensación de vivir lleva alguna dirección.

Y pensamos que es hacia adelante.

Y por eso, desde que publico en este bló, pueden leer mis reflexiones que quizás no mejoren, sobre lo que significa cerrar un año y abrir otro. (Aquí está el link a los post etiqueteados).

Este último post de 2012 va para 2013. Es raro, pero al igual que el año pasado no quiero hacer propósitos concretos. No porque le tengo miedo a no cumplirlos. Si no porque quizás no sé qué pedirle al 2013. Hace poco alguien se acercó a mí en plan de dádiva de buena voluntad pero con un poco de filosofía new age baratona y me preguntó "¿no sientes que le tienes miedo al éxito?". Y yo, que nunca me había cuestionado tales cosas, dije "No, para nada. He logrado mucho más de lo que pensé que iba a lograr a esta edad". Y sí supongo es la mejor respuesta que pude dar para esa mala pregunta.

Y es quizás por eso, porque siento que tengo una vida bastante plena, a pesar de los pesares, que no sé qué ambicionar en el 2013, más que seguir por este rumbo. Por el rumbo donde me apasiona y no la tesis (maldita y bendita tesis), por el rumbo donde siempre quiero aprender cosas nuevas y por el rumbo donde siempre quiero decir cosas (aunque no sean las cosas más adecuadas). Quiero seguir cultivando mis amistades que han sabido ser perdurables y quiero seguir procurándome el cariño de quienes quiero. Así se simple y egoísta, mi vida.

Quizás ya pienso más aterrizado y no soy esa Ana que se estresaba por la maldad en el mundo (bueno sí, pero ya no tanto) y quería darle la vuelta. Porque tantas veces que gira el mundo y vuelve a su mismo sitio. Ya no sé cómo soñar en grande y he aprendido a soñar las cositas pequeñitas y sencillas.  Quizás diría la aniuxa marxista de 2002: pequeño burguesa.

Quizás quiero poco a poco, escribir verdades a través de la ciencia social (lo soñadora quizás no se haya ido por completo) y ver luego que tenga un impacto, por demás pequeño, pero que mi voz quedé ahí, a la expectativa. Y es que el año que viene entrego el borrador de mi tesis de doctorado (en el mayo atroz), sin duda, la investigación más importante que alguna vez haré en mi vida. Nomás quiero pedirle al 2013 que sea gentil y no me mande demasiado cosas que tengo que concentrarme. Mi propósito es ser un poco más concentrada y menos dispersa (no sé cómo haré). También el propósito banal de sí usar los lentes (para eso primero me los debo comprar) porque ando con mucho typo por andar escribiendo sin ellos.

Otra cosa que hice este año fue aprender a apostarle a las cosas. A intentar. No siempre gané, pero en ocasiones sí. O a veces pensé que no había ganado y después que siempre sí. Me refiero a pedir cosas: oigan aquí estoy, tengo voz, véanme  Digamos que me dejé de morder tantito la trenza y pues este 2013 más vale que me suelte el pelo, aun cuando mi tasa de éxito disminuya. Aquí un bonito recuerdo de Gloria Trevi para no hacer este post muy aburrido:





Y es que seguro este post parece aburrido y optimista, pero es que el 2012 (de lo que hablaré en el siguiente post), fue un año que no creo que se pueda superar. Y además no se acabó el mundo. Entonces hay que seguir.

¡Feliz año a todos los que me leen y a los que no pero que les llegue el saludito!

martes, 25 de diciembre de 2012

De tirar la suerte con la ciudad

Me pasa que suelo decir cosas como "si encuentro el bus rápido", "si todos los semáforos están en verde", "si no tengo que esperar el metro". Como si tirara un sortilegio.

Pienso que la mejor pitonisa es la caótica ciudad de México. Porque la verdad mis pensamientos son erráticos y poco sin sentido. Y porque suelo pensar que hay algo mágico en el caos.

Pero a veces parece que la ciudad habla con uno. Es tu amiga, te ayuda: me subí rápido al bus, los metros estuvieron ahí. Y justo cuando me preguntaba ¿estaré bien vestida?, la chica que iba sentada a la par mía (yo iba parada sosteniéndome de un barandal de la línea 9), me dijo "Qué lindo tu vestido". Yo sonreí, mientras el metro no se detenía ni hacía cosas raras. Y una tonadita de jazz en la cabeza (no en el ipod o en el teléfono), para poner el soundtrack adecuado.

A veces nomás toda la ciudad quiere que llegués a donde tenés que ir.

viernes, 2 de noviembre de 2012


XIII


Ya no hay árboles
las montañas botaron sus cabellos
y hacen faltan tumbas

hay flores en mi cabeza
como no las hay en los cementerios



[De "ese" poemario inédito del 2006]

martes, 30 de octubre de 2012

De taxis

(I)
La ciudad es inmensa. Sábado 21  al medio día, lo es.
-¿Me llevas a la Casa Estudio de Diego Rivera?
-¿Sabe cómo llegar?
-Caminando, pero así en coche, no.
-Entonces pues mejor agarre otro taxi.

Segundo intento.

-¿Me llevas al museo de la Casa Estudio de Diego Rivera?
-¿Sabe cómo llegar?
-Caminando, pero así en coche, no. Las calles son raras, pero es sobre esta Altavista.
-Ummm. Es mi primer día de taxista.
-¿En serio?
-Sí, y pues se supone que el sur es lo que conozco.
-¿Conoce el San Angel Inn?
-Sí, el que está por la curva.
-Por ahí.
-Casi la bajo, pierdo el viaje y sé cómo llegar.

Cuatro años en esta ciudad y nunca un taxista me había bajado de su taxi por no saber cómo llegar, ni nunca me había tocado un taxista en su primer día. Que me sucedan las dos el mismo día, es muy raro.

(2)
Sábado 29.

-Me llevas al centro de Coyoacán
-...
-...
-Perdón, ¿Centro de Coyoacán, me dijiste?
-Sí
[Suena el teléfono y contesto y hablo en mi natural acento y termino diciendo un "Chivo" delatador para cuando ya acordé algo con quien estaba hablando].
-¿De dónde eres, amiga?
-De El Salvador.
-Te había notado el acento pero pensé que eras de provincia.
-Sí, me dicen que sueno a chiapaneca o veracruzana.
-Sí, veracruzana.
-Oye, colecciono monedas. ¿No tendrás una moneda de tu país?
-Pues es el dólar. Lo que tenemos son dólares.
-¿Americanos?
-Sí. Estamos dolarizados
-No sabía. ¿Desde cuándo?
-Desde el 2001.

Siempre preguntan si son "americanos". No sé porqué esa es la primera reacción. Siempre. Quizás albergan la esperanza que seamos como Canadá que tiene sus propios dólares.


(3)

Sábado 29. Después de comer con la Nena y Chito en el Centro de Coyoacán, tomamos un taxi. Están prontos a irse al aeropuerto.

-Sí, derecho - dice la Nena, cuando el taxista pregunta por las direcciones.
-Sí, recto. Ustedes dicen recto - nos dice el taxista, que había tenido una novia chiapaneca, en ciudad fronteriza con Guatemala.

Luego nos deja de tarea que oigamos "La Niña de Guatemala" de Oscar Chávez, que la busquemos en internet que todo está ahí. "Dicen que murió de frío, yo sé que murió de amor", nos recita.



Es un poema muy bonito de José Martí.


jueves, 25 de octubre de 2012

De los problemas de enamorarse de hombres con nombres no asignados a ningún personaje


“X”, dijo. Yo asentí a sus grandes ojos que me sonreían más que su sonrisa (que podría haber tenido una mejor dentadura): me pidió mi teléfono, no sé cómo. O eso creí cuando yo escribía mi número borroso en un post-it fucsia, que con mis nervios hechos dedos sudorosos ya no tenía adhesivo y era un papelito normal y arrugado.

Los días siguientes me la pasé viendo el teléfono, esperando poder marcar a la inversa, con el sólo hecho de mirar el artefacto, cerrar los ojos y un “ring” estridente que aparece en la habitación. Después de mucho ver el aparato, noté que había una pequeñita mancha cerca de donde uno pone el oído. Pensé que el pobre teléfono al no emitir sonido había llenado con sus propias flemas el vacío que se crea cuando no hay remitente y por tanto no hay destinatarios. Los teléfonos que viven del paso de mensajes, se ponen tristes cuando no son utilizados. En la tristeza, les da gripe. Es algo demasiado común, pero aún más común en teléfonos viejos y pasados de moda.

Cuando le alcancé un clínex a la pobre máquina me di cuenta que la flema no era tal. Era una cosa viscosa, sí. Verde gelatinosa. Pero que adentro tenía algo más. Vi que se movía. Esperando entonces que fuera una llamada perdida o algo así, le acerqué un poquito de luz de una lamparita. Con el calorcito la viscosidad mostró su luminosidad y transparencia de lo que ocultaba. Un hombrecito muy chiquito se chupaba el dedo y dormía. No quise despertarlo.

Me puse entonces a vigilar el teléfono. Esperando ya no a “X”, sino al hombrecito. Dos días de tener la lamparita, empezó a salir de su capullo. Salió y floreció. Para mi sorpresa y beneplácito, con ropa. “Soy Bruno”, me dijo. Noté que se parecía excesivamente a “X”. Pero tenía, eso sí, mejor dentadura, una plática muy florida y un afán por el jazz. En su útil tamaño, Bruno cabía exactamente en mi bolsillo izquierdo, maravillándome de comentarios al tiro y que me hacían reír de manera estrepitosa mientras caminaba. Mis carcajadas se intensificaban por las cosquillas que el pequeño pasajero ocasionaba en mi seno, cuando en su afán de acompañar con ademanes exagerados sus historias movía los brazos abiertamente provocando una pequeña brisa entre la camisa y el escote.

Un par de semanas después, me encontré con “X”, en los pasillos de un lugar común. Levantó la mano y saludó. Yo casi no lo reconocía. Me preguntó si mantenía el mismo número de teléfono. Que pronto me hablaría para ir por café, o para el cine, que había un festival de documentales. Yo asentí. Lo miré extrañada, porque Bruno ya no se parecía a él.

Mientras “X” me trataba de convencer de alguna teoría lógica sobre la cual las llamadas se quedan perdidas en el aire de los transistores de viejos teléfonos que no han sido vacunados contra la gripe, Bruno se trepó a mi cuello y se paró en mi hombro. Me susurró al oído “Todos son personajes hasta que se demuestre lo contrario”. Yo sonreí, “X” pensó que era por algo que él había dicho y sonrió también, con su mala dentadura. 

domingo, 30 de septiembre de 2012

Azules

En la carretera México-Veracruz hay muchas montañas. Y uno pasa por la carretera y hay un montón de montañitas. Me gusta ese viaje, porque siento que ese paisaje me es más cercano. Más mío.

Las montañas son azules por alguna casualidad que hace que nuestro cielo y horizonte sean azules. Es una gran casualidad pienso que además yo vea el azul y entre diferente tono de azul, uno puede medir distancias. La distancia es azul.

[Había un cuadrito en mi casa, así de montañitas azules, creo que estaba en la sala, luego terminó en algún cuarto, luego desapareció como el resto de objetos que uno recuerda de su niñez. Entonces las montañitas azules también son mi nostalgia del pasado].

Por eso es que quizás el blues se llama blues. No lo sé. ¿Por qué el azul de entre todos los colores? Eso me pregunto. ¿Por qué nuestro horizonte y nuestras distancias son de otros colores? ¿Mi nostalgia es estúpida, casual y estereotipadamente azul?

Pero me gusta el azul. Me gusta imaginarme cómo las montañas lejanas se van volviendo verdes.

Quizás.

A lo mejor sólo soy una daltónica de percepciones y los colores no son tan importantes cuando uno recuerda o recuerda cómo recordar. Porque pasa que se me olvida, se me olvida recordar. Pero entonces algo tan simple como una montañita azul, me recuerda cómo recordar y lo bonito que es la nostalgia.


domingo, 26 de agosto de 2012

4

Esta semana cumplí cuatro años de vivir en México. 23 de Agosto de 2008, aterrizaba yo, con maleta y media (¿así de temporal pensaría que sería?) de cosas. Motivo del viaje: estudios de maestría, que sean los más cortos posibles, por favor. Mis viajes habían consistido en ir a Honduras y a Guatemala y quizás a Livingston que uno pasa por Belice. Y ya.

Hace cuatro años vine y me voy acercando al lustro.

Y eso tiene muchas implicaciones: simbólicas, legales y demográficas.

Sí.

Digamos que un quinquenio es algo que simbólicamente suena presidencial. El periodo aniuxeano 2008-2012, claro es ridículo, pues vivo en la segunda ciudad más grande del mundo. Soy 1/20millones, acá. Ínfima fracción. Pero uno no anda por la vida pensando en ser fracción de algo y menos con mi megalomanía y egolatría. De alguna manera, pienso que soy dueña de la ciudad. Que la ciudad se me acomoda.

Pero estoy ahí en migración, después de haberme equivocado terriblemente y primero formarme en la fila de resoluciones (uno siempre será un n00b en migración, sin importar cuántos años lleve) y un señor ya en la fila correcta me explica, porque es abogado, que es mi última prórroga como "no inmigrante", es decir nosotros extranjeros temporales, podemos serlo durante cinco años, no más. Pensé entonces que mi temporalidad no es un estado mental de negación, sino un estado legal y, claro,  hiperventilé.

Además, se me ocurrió, como suele ocurrirme, que eso además tiene implicaciones en cómo me cuentan. Por ejemplo, en una encuesta de migración, siempre te preguntan ¿hace cinco años en qué país estaba?. El otro año tendré que decir "México" y no estaré dentro del flujo de migración reciente. Lo que haría que mis datos de quién soy, serían tomados en cuenta como de alguien nativa.

El asunto va más allá, si asumo el supuesto markoviano con el que se construyen las tablas de vida, que suponen que después de cinco años, yo tendría las mismas probabilidades de morir (o de casarme, o de migrar, o de lo que sea que se estudie) que mis "pares" de población nativa. O es más, yo contribuyo con mis años persona a construir esas esperanzas de vida, de soltería, de permanencia.

Y entonces digo, ya no soy temporal, que me acomodaba no ser de aquí, ni ser de allá. Por el momento sí estoy acá y me faltan aún dos años.Y esos seis años habrán de ser para ese momento, una quinta parte de mi vida, una parte mexicana.

miércoles, 13 de junio de 2012

Yeats o el poeta demográfico

Pues hoy cumple años el señor William Butler Yeats, del que había hablado hace un par de años (¡!). Debo decir que no he leído nunca un libro de él. Pues todo lo que me he devorado está en internet. Y ha sido un consumo errático, entre días, años y momentos. Suele pasar con la poesía, que me la voy comiendo de poquito, de entremés.

Entonces en medio de esos entremeses característicos de desvelos, síndromes de página en blanco, crisis existenciales y  luego de cuatro años de toparme con este mundo demográfico (lleno de los tentempiés antes mencionados), me di cuenta que el señor Yeats tenía una gran veta demográfica en sus temas poéticos. 

El más claro es éste que podría ser un epígrafe para cuando se estudia la relación de hombres/mujer con el índice de masculinidad:

Statistics 
'Those Platonists are a curse,' he said,
'God's fire upon the wane,
A diagram hung there instead,
More women born than men.'


[Para mí bien podría ser "Demographics"]

Pero además en una de sus "Supernatural Songs", podemos ver una clara referencia al curso de vida.

IX. The Four Ages of Man

He with body waged a fight,
But body won; it walks upright.

Then he struggled with the heart;
Innocence and peace depart.

Then he struggled with the mind;
His proud heart he left behind.

Now his wars on God begin;
At stroke of midnight God shall win.

Pero además tiene una obsesión por hacer esta comparación entre juventud y vejez y además llamar a las diferentes generaciones. Por ejemplo en "Are you content?", es un ejercicio generacional. Yo nunca llamaría a mis tíos a juzgarme, vemos como la parentela ampliada es entonces tema poético, y el efecto de la composición del hogar en la satisfacción de la vida.

Are You Content? [fragment]
I call on those that call me son,
Grandson, or great-grandson,
On uncles, aunts, great-uncles or great-aunts,
To judge what I have done.
Have I, that put it into words,
Spoilt what old loins have sent?
Eyes spiritualised by death can judge,
I cannot, but I am not content.


Por otro lado, también hace clara referencia al calendario de las uniones, aconsejando un período más corto de duración. Un precursor:

O Do Not Love Too Long
Sweetheart, do not love too long:
I loved long and long,
And grew to be out of fashion
Like an old song.

All through the years of our youth
Neither could have known
Their own thought from the other's,
We were so much at one.

But O, in a minute she changed -
O do not love too long,
Or you will grow out of fashion
Like an old song.

Y ya dejo de trollear al señor, que me gusta mucho y quizá no he leído suficiente y nomás sé que lo he disfrutado. Dejo uno, que no es demográfico, nomás mamón y divertido:

To A Poet, Who Would Have Me Praise Certain Bad Poets, Imitators Of His And Mine 

You say, as I have often given tongue
In praise of what another's said or sung,
'Twere politic to do the like by these;
But was there ever dog that praised his fleas?


domingo, 20 de mayo de 2012

Fuenteovejuna es el 132

El mundo se mueve más rápido que las prensas.

La columna mensual que escribí y que saldrá publicada hoy domingo en La Prensa Gráfica, se queda cortita con los sucesos que han ido ocurriendo.

La columna se puede leer aquí "Los 131 de Fuenteovejuna":
Nunca he ido a la Ibero. A la universidad. Llevo cuatro años en México y nunca he ido a su campus. La razón: me queda muy lejos. Está situada en Lomas de Santa Fe. Ahí no llega ningún metro. Está en la zona “nice” de la ciudad. Y sé de esa institución lo que dice todo el mundo, por ejemplo el comentario en Google Maps en la descripción del lugar: “Universidad muy cara y llena de júniors con aires de superioridad”.
Y es que mi referente del estudiantado en México son los más de 300,000 que circulan en la Ciudad Universitaria, al otro extremo, al sur de la ciudad. La idea de estudiante y de estudiante revoltoso no está en las Lomas. En los medios tradicionales se dijo que, por supuesto, los estudiantes de la Ibero que habían recibido al candidato de la coalición del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y partido Verde Ecologista, la semana pasada con abucheos y protestas, no eran estudiantes. Los involucrados entonces responden en un video que circula en YouTube: dando la cara, diciendo fuimos nosotros.
¿Por qué es tan importante lo que hicieron estos 131 estudiantes? Lope de Vega en su obra Fuenteovejuna nos presenta un pueblo que se rebela contra el Comendador. Cuando luego se cuestiona con la justicia tomada en cuenta hay una complicidad en el pueblo. “Fuenteovejuna lo hizo”.
Aquí la rebelión consistió en dar la cara. ¿Por qué nos importa saber sus nombres –quizás sería interesante ver sus apellidos–? Porque nos da una cara diferente de la protesta y de la oposición. El descontento de 131 estudiantes de una universidad élite es una imagen fuerte. Y sobre todo, inesperada en un país donde el PRI estuvo 70 años en el poder y seguido de 12 años de un gobierno de derecha. El poder de 131 que recitan su código de cuenta universitaria, a veces dicen su carrera, más de uno aclara “soy apolítico”, es mostrarle al mundo una nueva cara de la protesta. La posibilidad que estar en desacuerdo no es una cosa monstruosa, ni fuera del orden social, ni ajena a los niños bien. ¡Se puede ser acomodado y no estar cómodo!
 Podemos plantear por qué un candidato como Enrique Peña Nieto, que ha dado para equivocarse en público más de lo debido, se haya rehusado a debates en medios que no fueran los oficiales. Nadie se esperaba la protesta. Entonces se quiso decir “Fuenteovejuna lo hizo”, como la imagen de una masa del pueblo, la de siempre, anónima. Silenciarla era mantener el mismo discurso: aquí en Lomas de Santa Fe nada pasa, no fueron ellos. Entonces lo más grandilocuente y aún más inverosímil: “Nosotros también somos Fuenteovejuna”, dijeron los 131.
 ¿Por qué sorprende? ¿Por qué estamos tan acostumbrados a estar todos de acuerdo? Ser de oposición debería ser un derecho de cualquiera. Una opción válida, sin tener marcada una letra escarlata de comunista y terrorista, la disidencia no debiera ser peligrosa ni siquiera inesperada. Esa es la imagen poderosa del video y es universal. Esa es la gran lección. Independientemente de los resultados de las elecciones presidenciales en julio, quiero pensar que las opciones y maneras de pensar de los mexicanos se han ampliado, y que sin duda esa sí puede ser una victoria importante para la democracia mexicana.

Agregué este comentario al final:
La columna está actualizada hasta el jueves 17, en la mañana. A partir de todo lo sucedido en la Ibero, empezaron a suscitarse movimientos para protestar en contra del candidato Enrique Peña Nieto. Las más importantes se dieron el viernes y el sábado (ayer), hubo una marcha antipeñanieto que conglomeró a más de 40,000 personas de acuerdo a CNN, en la capital. Hubo ecos en otros Estados de la República. Se han unido ya movimientos estudiantiles de otras universidades privadas y públicas.
Hoy (domingo), también se espera una movilización en apoyo al candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador. Y hay convocatoria para otras movilizaciones en días próximos.
 Bajo el slogan #yosoy132 (que sirvió de hashtag en tuiter), Fuenteovejuna se unió a los 131.

Y esto sigue.

viernes, 11 de mayo de 2012

De antologías y ser bi-género (ja!)

La invitación se ve mejor si le da clic

Se vienen las segundas memorias de La Casa. La capacidad mía de estar en dos lugares al mismo tiempo en México y en El Salvador, me obliga a invitarlos remotamente a tan bonito evento. 

Estas memorias hoy incluyen a los narradores /y a las narradoras, no olvidemos ser políticamente correctos con el uso del lenguaje/. En el taller se suponía que había un taller de narrativa. Pero era más personal, menos comunitario. No como el de poesía que era todos los domingos con pan dulce y coca light. Los de narrativa supongo que eran en horario diferente, con pan dulce y coca light. 

Cuando llegué a la Casa, Rafa me dijo que porqué quería escribir poemas si yo era una narradora nata y ya.  Que me fuera por ahí, porque era más fácil. Luego entendió que tenía que decir cosas no tan fáciles. Pero nunca dejé de escribir cuentos (lo seguiré haciendo). Me divierte demasiado. Así que soy esta mujer dedicada a dos géneros: narrativa breve y poesía.  Espero. Porque eso de ser mujer aún no me lo creo. 

Para los que están en El Salvador vayan. No por mí. si no por el resto de gente publicada. Como dije con la antología de poesía: qué gusto publicar con gente tan vergona.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Temporada de patos ¡No! ¡De Conejos!

Mi vida es como ese clip de Bugs Bunny, el pato Lucas y Élmer:



Nomás que yo soy los tres personajes.

Así, es. Me la paso cambiando temporadas y engañando a mi cerebro Élmer de que haga algo. Mientras peleo el qué debe hacer.

Tan compleja que es la vida de la aniuxa, pero gracias a dios existen los looney tunes para expresarse.

"Dejá de mamar", "Bueno, pero tenía ganas de postear", "sí pero nomás es una forma más elaborada de procrastinación", "tengo hambre", "qué bonito está el zotero", "Ya! ¡A trabajar!".

jueves, 26 de abril de 2012

Júntate con tus iguales

"Júntate con tus iguales", me decía en repetidas ocasiones Rafa cuando yo llegaba a contarle algún lío de ¿pantalones?. Me decía que todos mis problemas se resolvían si me dejara de llevar con los pendejos que me llevaba. Que yo básicamente, escogía muy mal.

Hoy justo me estaba acordando de eso y de esta otra "Pinches hormigas, son todas iguales". Que me dijo en alusión a la hormiga 2 (Sandra Aguilar), porque decía que las dos padecíamos de esos males.

Yo tenía ¿23 años? cuando sacaba todo ese drama del vivir de juventud. Rafa, me imagino que se reía en sus adentros, porque mis problemas eran pues... poco graves. Pero él nunca los menospreció. Igual yo podía hablar de cosas más profundas o no hablarlas.

¿Por qué te molesta verbalizar? Me interrogó más de alguna vez cuando sabía que me ponía yo incómoda de hablar de mi poemario "terminado". Y me dijo que yo seguro tenía más cosas que decir. Seguro, pero aún me aterra. Más hoy que estoy "sola".

Muchas veces he pensado en los fantasmas que terminó cargando Rafa. Con tanta gente en el taller. Con tantos sentimientos que afloraban en nosotros, jóvenes con historias que contar. Aunque esas historias se contaran solo a nosotros mismos. A veces se me imagina que tanto dolor que le pasamos lo terminó enfermando. Es un pensamiento tonto, pero a veces lo tengo.

Él entró en sintonía en mi proceso. Y me acompañó. Sabía que lo que escribía para mí representaba cosas que yo estaba descubriendo que sentía. Tenía por un lado que aceptar mis sentimientos y por otro darles nombre. Darles formas. Darles precisión. El poemario que escribí entonces quizás es el más importante escrito de mi vida. No creo que otra cosa me vaya a doler más que ésa. Y él lo sabía. 

Todo lo demás, es pura ganancia. Si algún día me llego a "profesionalizar" en esto de escribir, es pura ganancia. Yo pude descubrir qué sentía diciendo cosas, cosas que transmiten esos sentimientos sin nombre.

Por eso, creo que nadie va entender que más que al escritor, Rafael Menjívar Ochoa, yo extraño al compañero que no le tiene miedo a tu camino, por más jodido que esté. Por más largo que sea. Porque nunca tuvimos prisa.

De haber sabido que le diría adiós tan pronto, hubiera caminado mucho más rápido para que anduviéramos más.

Pero los hubieras, esos sí los podemos escribir.

viernes, 16 de marzo de 2012

Esto es una muestra de lo posible o Layer 14: Lainiuxa o Do you want some paprika?

Cuando estaba en mi clases de econometría, no entendía mucho. Entendía ideas y cosas así, porque sin bases de estadística nos fueron a meter a esa clase que iba desde probabilidad hasta modelos ARIMA en un semestre.

Pero siempre me voy a acordar cuando el profe (¡Hola, Carcach!) explicó el proceso estocástico. El proceso estocástico era diferente al aleatorio. En un proceso aleatorio uno se imagina muy bien los eventos en un conjunto, digamos más tangibles. Como las pelotitas del bingo o la lotería. Pero con el tiempo, el espacio de lo posible no es tan "certero". Entonces el profesor dijo que podíamos suponer que lo que sucedía era sólo una muestra de todo lo que podía suceder y ese conjunto de posibilidades era nuestro conjunto "no tangible" de donde se tomaba la muestra.

Por supuesto que me encantó. Porque entonces y no me acuerdo quién lo dijo (ni quién me lo dijo a mí porque seguro no lo leí en ningún lado), hay una superposición de planos de realidad. Me imagino entonces que la realidad es un edificio donde cada piso es un laberinto. Y que uno sólo está consciente de un solo piso. Sin saber que hay una torre de cosas. arriba y abajo, y para colmo: afuera de edificio.

Este tipo de reflexiones me mortifican cuando veo un anime como "Lain: serial experiments" [hay spoilers, no siga si la quiere ver ... aunque la serie es tan amplia que igual mi interpretación no le sirve de nada].

[La cancioncita me gusta mucho :3]

La historia es entre simple y compleja. Una niña de 14 años se mete al mundo de "La Red", después que una compañera muerta le manda un e-mail. La historia que aparece en los primeros capítulos como de terror se transforma entonces una serie de episodios de eventos en los que la niña se vuelve varias: diferentes, mayores y a veces, que dan un miedo diferente: un miedo de sentirnos que no controlamos la realidad. Todo esto termina en un loop, casi como al principio. O sea. Todo los episodios son parte de  los tantos procesos estocásticos que podríamos ver, y ya.

La serie es un poco estilo Lynch. Cosas poco claras, nublosas y que tiene un ritmo... que me da miedo. De entrada, una carcajada diciendo "present day, present time". Como el gato de Alicia, riéndose, como el que tira la moneda del episodio que vemos. Eso me da la idea de que las "layers" no son más que diferentes pisos de un edificio. Y que al final no sabemos qué realidad estamos viendo, porque el nombre de la serie es el mayor spoiler de todos.

Cada capa tiene un ritmo entre lento y de suspenso, pero con un tema de reflexión. La Red, que es tan bien explicada en 1998, aún cuando era un elemento tan diferente a cómo es hoy. Pero básicamente es lo mismo.  La capacidad de ser: con cuerpo, con alma. La dualidad de lo corpóreo y lo mental. Y sin embargo cómo en el reconocimiento del otro está la realidad o la capacidad de ser real. Ya me enredé. Pero la serie plantea  reflexiones interesantes, muy propias de lo que después descubrí que se llama ciberpunk, hermanito de mi adorado steampunk.

Hay muchos elementos, densos e interesantes en la serie que uno no puede verla solo una vez, pero que a pesar de eso uno quiere seguirla viendo. Porque mucho de la serie es eso: lo difuso. Y para una controlfreak como yo, puede ser incluso molesto. Nos saca de la comodidad misma de ser el espectador tradicional. Su objetivo quizás no es transmitir una idea concreta, sino una experiencia de cosas y quizás una reflexión.

Quizás. No sé. A lo mejor el que la hizo nomás le daba a las drogas.

A mí me gustó.

Luego pueden ver Paprika, ya que están en el mood. Y luego ver cómo Matrix, Inception y demás están en sintonía, pero algo les falta.

[Además luego de esto me leí Phillip K. Dick en "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" y he terminado malita de mi sensación de realidad]

jueves, 8 de marzo de 2012

Pragmatismo en el día de la mujer

Desde que tengo dos dedos de frente (y cada vez más, porque pues, los años pasan), me la he pasado quejando del día de la mujer.

Aquí, en 2006

Aquí, en 2007

Aquí también, en 2009

Y el año pasado.

Pero pues. Ya. Quejarse no cambia nada.

Si alguien quiere darme regalos, o cualquier cosa, por algo tan estocástico como ser mujer, lo acepto. Si vienen con simple "Felicidades", les diré que se las ponga donde no les llega el sol.

También acepto metálico y cheques que no estén post-fechados. ¿Servirá decirles que participo también de otras minorías, como ser inmigrante?

En este sistema capitalista, las cosas materiales no están de más. Me gustan las cosas materiales.

'Cause I'm a material girl

Peace out.

lunes, 6 de febrero de 2012

De la entropía y el amor


"La evolución espontánea de un sistema aislado se traduce siempre en un aumento de su entropía".

Si googleo esta frase seguramente sé de donde la saqué. Estaba entre mis notas de hace mucho. Es un archivo de 2005.

He tenido una obsesión por la entropía desde hace mucho.

Algún tiempo en mi vida quise ser novelista. Nomás no se me da el aliento largo. Mi intento de novela logró apenas confundirme más en mi vida y perder tiempo y seguramente generar entropía. Y sí, llegó a tener veinte páginas. Yo quería armar un sistema y describir las acciones de los personajes y la entropía.

Pues sí, bastante loco.

La entropía me angustia. Pero ese será otro post: la entropía y la angustia.

Hace poco encontré en tumblr quizás una de las versiones más cercanas a lo que yo considero amor.


Y es que mi idea es que las cosas no deberían generar entropía, o por lo menos deberían de generarlo lo menos posible.

Por eso mi idea de amor es ésta: quien me haga pasar por más microestados con el mínimo esfuerzo (trabajo).

Cuestión de optimización. pues.

lunes, 23 de enero de 2012

Del día de hoy

Me levanto decidida a la 7 AM. Hoy a trabajar. Hay que bañarse con 8 grados, lo cual no es tan terrible. Ha estado peor.
Pienso que pienso muchas cosas. Tengo mucha MUCHA información y me cuesta organizarla. Porque cuando empiezo a leer cosas de economía me vuelvo economista. Cuestiones de la multisituación del self, decían en mi clase de análisis cuali.

Y eso me estresa. Porque tengo que leerme a mí misma como si fuera otra, de lejos, afuera, sociodemógrafa.

Me cambio. Me pongo chamarra y bufanda, que sé que me tendré que quitar más tarde. Porque luego hace calor.

Me encuentro con un amigo. Nos vamos a trabajar a un café. Para cambiar de aires. Me duele la cabeza. Puede ser que se me quite con el café. No tanto. Mi amigo me interrumpe contándome de sus lecturas (trabaja migración y fecundidad). Todo me enoja. En algún momento, le digo "Ser mujer es una mierda". No importa la lectura de Nepal, México o de Thailandia, las mujeres salen perdiendo siempre.

Mi computadora se apaga cada cinco minutos. La odio ya. La pobre que ha sido tan fiel en sus tres años y medio (o más) de compañía.

Me sigue doliendo la cabeza. A lo mejor son los lentes. Quebré mis lentes hace dos meses y estoy usando unos viejos con la graduación de hace dos años.

Efemérides: Hace 20 años se firmó la Ley de Amnistía. La ley por la cual no se pueden juzgar los crímenes de lesa humanidad perpetrados en el conflicto armado, del que comentaba hace un par de días. A veces pienso que más que la paz, se debería recordar ese momento, donde todo empezó a ser virtual. Donde nos acostumbramos a que la democracia fuera abstracta.

Hay que comer.

[Demos gracias por la invención del wok].

Hay entonces un momento en el que uno quisiera guardar el velo de la ignorancia. Y no. Uno ve a su país, desde lejos. Duele. Como para recordarnos hace 20 años de la Amnistía, hace 80 que mataron a Farabundo Martí, como si viviésemos en el eterno retorno, hoy una de las instituciones creadas después de los Acuerdos de Paz, la Policía Nacional Civil ha pasado a ser dirigida por un militar, digo, por un militar retirado. Que para el presidente que lloró en la conmemoración de los Acuerdos de Paz y pidió perdón a las víctimas de la masacre del Mozote perpetrada por el Batallón Atlacatl hace 31 años, un militar retirado es un civil. Igual que el recién nombrado ministro de seguridad.

Entonces en redes sociales, el descontento. Uno piensa que debe decir, por poco que lo escuchen. Por poquito, uno se siente mejor. Que otros lo secundan. Uno se siente parte de algo. Aunque estoy aquí. Lejos de todo. Y al final todo esto, es nada. Es nada comparado con 70,000 muertos de una guerra que no se termina de terminar.

Tengo que regresar a mi casa. Camino a las 8 de la noche por un parque oscuro con una laptop con una tranquilidad que sorprendería a mexicanos y salvadoreños. Este país no logra darme miedo. Mi noción de seguridad es relativa. Pienso entonces que sí que estoy lejos. Porque me siento segura.

Llego a la casa. En el poco tiempo que uno se desconecta puede pasar o dejarse de enterar de cosas importantes. Como que un amigo lo necesita. Y que mañana tocará enfrentar a unos de sus miedos que parecen pequeños con respecto al amor que le tenés a tu amigo.

Entonces uno no sabe qué hacer. Si escribir de mi país que me duele con números y datos en lenguajes que se me mezclan y me confunden, o escribir y contar. Que es lo único que uno espera que le salga bien. Como catarsis. Como si contar aliviana las cargas.

domingo, 15 de enero de 2012

De la memoria de los que no recuerdan

El 16 de Enero de 1992 se firmaron los acuerdos de paz para la guerra civil salvadoreña. Esa que duraría 12 años "oficiales". Porque la guerra empezó antes y terminó después, como todas las guerras.

Yo no conocí a mis abuelos, los hombres. Mis dos abuelos murieron antes que yo naciera. ¿A qué viene esto? Que no es que los recuerde pero sé quienes fueron y cómo murieron. Un abuelo mío murió del mal de Chagas. El otro murió después de rescatar a un niño en balsamar. Y entonces lo que recuerdo son las historias sobre mis abuelos. Porque alguien me las contó y porque me importan porque son cercanas. Del mismo modo no recuerdo a mi madre biológica y también me la han ido construyendo de diversas formas.

¿Por qué entonces tengo miedo de veinte años de paz? Porque no sé quién se encarga de contruir las historias. Me parece que pensamos que la guerra es algo que se debe olvidar. Fue traumático, dirán. Pero uno necesita saber qué cicatrices le preceden. Porque somos parte de eso. Yo soy mal de Chagas, rescates y falta de tumbas. Y eso es parte de lo que soy. Soy también la niña que jugaba a la "comandancia apolón" -un grupo de niños "rebeldes" que no querían meterse a la casa con el toque de queda para seguir jugando- y a buscar "minas quita pie" en los columpios por mi casa. Soy todo eso. La consciencia y la inconsciencia de una guerra que nos dejó huérfanos a todos. Porque aunque se quiera olvidar la guerra sigue ahí. Vivita. A veces callada y a veces grita. Y es que me pregunto cómo es que los judíos se pasan recordando de su holocausto que pasó hace más de 50 años y nosotros en veinte años queremos tapar el sol con un dedo. Como se ha tapado la insurrección de campesina de 1932, que también nos hace ser los que somos: un pueblo ladino y obsecuente.

Me da miedo que la paz se convierta en un asueto más y que yo no pueda reconocer de ella más que el recuerdo del piso cuadriculado de Chapultepec.

[Puse enlaces a la wiki, disculparán]

viernes, 6 de enero de 2012

Llega tarde el 28

Hace dos días cumplí 28 años.

*grillo.wmv*

No es grave. Para nada. Bueno un poco sí. Los 28 años. Pues me acuerdo que de chiquita, tipo cinco años, yo decía que no me iba a casar pero que iba a vivir en un castillo con miles de hijas. Luego ya más grande y viviendo en una familia de padres jóvenes, dije que si quería ser madre algún día debía ser una madre joven. A los 23 años yo veía un bebé y me moría, tenía el reloj biológico re-activo. Después se me pasó -¡Gracias a dios o cualquier ente divino!. Pero pensé que para tener hijos yo tenía que tener menos de 28 años. No sé. Quizás porque a esa edad mi mamá tuvo a mi hermanito, que es el menor de la casa. O no sé qué cosa utilicé para llegar a este número mágico y límite. 

Entonces cumplo 28. Y no tengo para nada ganas de tener hijos.

Pienso entonces que quizás sólo viviré en un castillo.


***
Este blog cumple 6 años. Ya puede ir a primer grado y aprender a escribir. Las creaturas que crea uno.

martes, 3 de enero de 2012

2011 is so underrated

Se acabó 2011.

Al fin.

Y yo tengo que hacer un recuento, porque sí. Porque todos los años lo hago. Porque me encanta el escrutinio crítico y personal... en público.

El asunto es este: odié el 2011. Al hacer los recuentos no entiendo muy bien porqué. No tanto.

El 2011 me quitó un amigo y me dejó varios tropiezos, impasses en mi trabajo y deudas, sobre todo, eso. Pero a pesar de eso, luego no fue tan malo. Haciendo mi recuento pienso que he sido muy dura al juzgar al pobre año. Termino el año con buenos amigos, con idas a miles de conciertos -como nunca lo había hecho-, con congresos académicos y participaciones en festivales y lecturas, con clases de alemán y otro montón de cosas. Con varias visitas de amigos en el DF. REALMENTE NO FUE TAN MALO.

El asunto es este: me odié en el 2011. Y también, igual que con el pobre año, sin razón.

Pero sobre mis propósitos para el 2011, creo que cumplí un par.
1. Tener una vida más sana. Menos comidas sin horarios. Más verduras. Menos picante. Para que lleguemos a menos enfermedades que me auto-genero (gastritis, colitis, etc.) 
No completamente, pero sí como mejor. Y sí he mejorado de todas mis auto-enfermedades.

2. Hacer más ejercicio. Volver a yoga, pero además hacer cardio. Quiero rebajar, pero también quiero ser cuidar este cuerpo que me ha durado hasta ahora. Parte del mantenimiento y pinche vanidad. 
Umm, pero camino un poco más. Lo demás quedo pendiente. Aunque sí rebajé 7 kilos.

 3. Menos twitter y facebook, amén. Más productividad en mis proyectos.
Nein... Pero sí fui más productiva.

 4. Ser más organizada, más ordenada y tratar de controlar mis despistes que ya me los puedo: olvidar cosas, fechas y demases. (Se repite del año pasado) 
Nada que ver... lo que se hereda no se hurta, dicen por ahí.
 5. Ahorrar. Porque en futuros cercanos quiero viajar, no necesariamente este año. Ajá, pero viajar en serio. Cruzar el charquito que se llama Pacífico. 
Para nada, terminé con deudas.

 6. Usar los lentes permanentemente. Por ejemplo, ahorita no los estoy usando. Y de nada me sirve no usarlos, porque mi miopía y astigmatismo aumentan. 
Este lo hice... hasta que se me quebraron mis lentes. Hoy necesito unos nuevos.

7. Terminar de escribir las ideas que escribo detrás de los cuadernos. Creo que debo darme más tiempo de ser esa que dice que escribe más a menudo 
Escribí más, pero no lo suficiente.

 8. Guardar los tiempos. Los propios, los ajenos y los compartidos. Darle tiempo al tiempo dicen. No pretender que puedo ser dios y estar en varios lugares a la vez, y sobre todo, no estresarme por no tener el don de la ubicuidad. 
Este año me dio ansiedad todo, sobre todo eso de no tener tiempo y espacio para todo lo que me parece importante.

 9. Ser más inteligente que mis impulsos. Mi clásico. Creo que he avanzado mucho en conocerme a mí misma. Pero siempre me sorprendo, ja.
2012: la Ana está muy loca, WTF. Sigo en ese viaje. Encuentro qué hago mal pero no cómo deshacerlo. Puro insight condenatorio.

Y dejo algunas cosas ociosas del 2011.
Un libro que leí (porque no se publicó en el 2011): "La muerte de Carlos Gardel" de António Lobo-Antunes
Una película: "Beginners"
Un concierto: Pearl Jam - 24 de Noviembre en México
Un lugar favorito: Guanajuato
Un anime -Otaku, tan otaku-: Usagi Drop

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