Cuando tenía 9 años, me dejaron de tarea hacer un poema, no cualquiera, un poema con métrica. No me acuerdo que decía el poema, pero mi profesora, la señorita Isabel, me preguntó que si alguien me habia ayudado. Yo dije que no.
Escribí sobre mi abuela. Murió cuando yo tenía 8 años
Hablaba de un dado en algún verso.
Le conté a mi papá.
-¿Tu abuela te regaló un dado?
-No
-¡¿!?
-Pero rimaba y quedaba bien
No he vuelto a escribir con rima y métrica.
La rima, ay la rima. La rima queda para las canciones y ya ni en esas. La rima es una restricción al arte (qué es "el arte"?morirse de frío. Es un chiste español, pero contado tiene mucha más gracia porque se aprecia el juego de palabras,jaaj)Bueno a lo que iba. La métrica y la rima es un freno a la libertad y eso no se puede consentir. Lo bonito es dejarse llevar por los sentimientos y dejar fluir todo lo que tenemos ahí dentro. "Pero rimaba y quedaba bien". Ese es el ejemplo. ¿Por qué tiene que rimar un poema?
ResponderEliminarPues yo soy de los que prefieren un poema con rima y una buena métrica. Leo poca poesía, es cierto; pero cuando lo hago es para leerla en voz alta y apreciar no sólo los sentimientos que me transmiten, sino también para apreciar la musicalidad con que está escrito.
ResponderEliminarPero esos son gustos míos, no voy a obligar a nadie a compartirlos. :)
bueno, me hiciste recordar mi primer cuento allá por el tercer año de primaria.
ResponderEliminarLa maestra se llamaba Irma.
En un libro de lecturas y ejercicios había una hoja como con diez renglones con esta indicación: "Escribe una historia con alguno de los elementos que aquí aparecen". Se refería a los dibujos que estaban alrededor de la página: un carro, un sol, una luna, un árbol, una montaña, un perro, un gato y un águila, entre otros.
Pues yo agarré al águila de musa y escribí:
Había una vez un águila tan, pero tan, ta, tan, tan, tan, tan, tan, (así hasts llenar los renglones) grande, que no cupo en este cuento.
Para mi sorpresa, la maestra me puso diez.
Ay... la métrica... la rima... Da para mucho el tema. Me encantan los sonetos, por ejemplo. Personalmente no escribo mucho con rima y metro, pero sí reconozco en esos recursos un embrujo difícil de explicar (leer a Quevedo es toda una experiencia). Mis primeros poemas eran un monumento al ripio (tu "dado" pasaría piola comparado con mis aberraciones). Ay... la métrica... la rima.
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